“La seguridad y el bienestar de Colombia entendidas como esencia de la democracia se enfrentan hoy a su mayor riesgo en muchas décadas, La capacidad y Liderazgo militar de la Nación se ha contaminado de derrota, de corrupción política y manipulación por el poder mediático hasta un nivel muy peligroso”.
Mi querida Colombia, hoy se ha abierto otra herida profunda en el corazón de la patria misma. Un absurdo montaje originado en un Medio de Comunicación repudiable desde hace lustros como es SEMANA, pero apoyado inentendiblemente de nuevo por el Gobierno, para sacrificar a quienes desde la infancia le entregaron la vida a esta veleidosa Nación con Honor, Honor, esa palabra y sentimiento que desconocen los políticos jueces y periodistas corrompidos.
NO tienen esos Soldados deshonrados derecho a ser escuchados, fueron acusados, juzgados y condenados por Semana y quienes, como el presidente y el Ministro de Defensa deberían haberlos defendido para un debido proceso. Vidas de penalidades y familias arrasadas en el montaje político que más resultados les ha dado en los últimos años.
Y los mandos de turno, presurosos sin siquiera mostrar la cara, no sé si por vergüenza o por el tapabocas, anuncian al país que echaron a sus hombres porque la fuente es Semana.
Miserables aquellos que ignoran al ejército como la organización extraordinaria, llena de principios, de valores y Lealtad, sobre todo mucho coraje y sacrificio. Esos Soldados que no han dudado ningún instante en poner su vida a disposición de los demás si hiciera falta para que podamos disfrutar de un estado de bienestar y mantener así nuestra seguridad.
Como recuerdo ese 25 de enero de 2007, cuando el Comandante de mi Ejército en medio de operaciones contra el terrorismo en las selvas del Putumayo, me informó vía telefónica que estaba relevado del mando de Brigada porque iba a haber un escándalo contra mí en la Revista Semana y el Ministro Juan Manuel Santos quería adelantarse a su sobrino y daría rueda de prensa para masacrarme.
Treinta años de servicios impecables en batalla, jamás sancionado, muchas heridas en combates, condecoraciones y premios como mejor Soldado de la Patria, como graduado de Honor en los cursos, poco sirvieron, porque ya había sido escogido como soldado trofeo a sacrificar por Santos que quería ser presidente y por Sergio Jaramillo su Viceministro de Defensa, quien para el momento ya estaba en conversaciones clandestinas para el pacto de la Habana. (hablo año 2007)
El ministro Santos desde el Club Militar de Melgar, el 26 de enero de 2007, destrozó mi vida, mi carrera, mi familia, mi honor, luego de atribuirme crímenes horrendos, afirmó que presentaría las pruebas a las autoridades. Hoy, luego de más de trece años de iniciado el proceso penal no ha aportado nada.
En su declaración jurada ante la Corte Suprema en abril de 2014, Juan Manuel Santos manifestó que la información para la rueda de prensa se la suministró Sergio Jaramillo su viceministro. Algunos periodistas que eran conocidos me dijeron que efectivamente ese día Sergio Jaramillo les repartió en la rueda de prensa un escrito con mis supuestas conductas ilícitas.
El 27 de enero de 2007, la revista Semana, en su edición 1.291, me sacó foto en la portada bajo el título infame “De Héroe a Villano”, un artículo de 9 páginas acusándome de todos los delitos habidos y por haber.
La fuente de Semana, Sergio Jaramillo Caro, el viceministro de Santos, quien sacó de la cárcel al terrorista Edwin Guzmán Cárdenas, quien tenía 5 procesos por terrorismo y a quien mis tropas capturaron en flagrancia en noviembre de 2002 en las calles de Valledupar, con un taxi repleto de armas municiones y uniformes militares con destino a comercio con grupos terroristas.
A ese delincuente le suministró alojamiento y seguridad en la Armada Nacional con el Almirante Echandía, mientras lo preparaban para la declaración en Semana y ante el Juzgado Penal Militar No 73, ya con ordenes claras de remitir todo al Fiscal Mario Iguaran sin siquiera verificar quien era el denunciante.
Edwin Guzmán Cárdenas, fue el testigo clave de Semana para el montaje; avezado delincuente con muchos procesos por terrorismo, Hurto, trafico, porte de material de guerra de uso privativo de las FFMM y de información clasificada de seguridad nacional.
El Fiscal General asignó el caso al Fiscal 14 Especializado de DDHH y DIH Dr Héctor Cruz Carvajal, quien dio apertura formal el 08 de febrero de 2007, misma fecha en que sin notificar al procesado, realizó irregular diligencia de inspección en el Batallón La popa de Valledupar y junto a su esbirro hoy también fiscal, el técnico Octaviano Casas Sánchez, sustrajeron y desaparecieron 43 carpetas con toda la documentación correspondiente a la gestión operacional del coronel Hernan Mejia Gutiérrez como comandante del Batallón para los años 2002 y 2003.
No hubo Cadena de Custodia, no hubo protocolos de seguridad con la documentación Secreta, no aparece la diligencia registrada en el batallón, no ingresó la documentación al proceso, no hubo ningún estudio científico o técnico sobre esa evidencia física y no aparece en el expediente original. Las denuncias al respecto fueron archivadas por fiscales, pero el material probatorio original no aparece aún.
La estrategia fue, que cada vez que hubiera denuncia, entonces trasladaban al fiscal, tres fiscales hicieron parte del caso y cinco jueces en el juicio hasta encontrar quien fallara sin conocer el aberrante proceso.
Después de falsos testigos todos imputados por falso testimonio y fraude procesal, de desaparición de peritazgos de medicina legal, de supresión de pruebas fundamentales, todo realizado por la justicia de mi país, no hay condena en firme, no existe una sola prueba en contra, la investigación está afectada desde hace un año por “prescripción de la Acción Penal” de acuerdo con la ley 599 de 2000 y siendo esto reconocido por el Tribunal Superior de Bogotá.
Entonces la Honorable Corte Suprema lo envió por competencia a la JEP y allí sigo mi batalla en solitario para demostrar mi inocencia y la de mis Soldados.
En diciembre pasado el Gobierno me llamó a calificar servicios por haber cumplido la edad máxima en el grado de coronel porque estando investigado no podía ascender.
Mientras tanto, Edwin Guzmán Cárdenas, mi testigo de cargo, testigo falso contra magistrados, Senadores y empresas, rechazado por mentir en todos los escenarios, vive en Maryland, EEUU, fue incluido en un extraño proceso como testigo Protegido del Departamento de Estado, empleando alguien el poder político con una ONG dirigida por un señor Adam Isaccson.
Por Dios que esto no se repita más, es aniquilar al Ejército, es arrasar con vidas de hombres buenos, es darles la victoria a los corruptos, a los traidores, a los cobardes.
La institución Militar abandona a sus hombres por miedo a la Clase Política, por temor a la prensa a los medios vendidos.
Esos Mandos deben entender, que dejar a sus tropas inocentes en manos de Odiosos Tribunales de la Infamia, es más grave que dejarlos heridos de muerte en el campo de batalla.
Maldito el momento en que Juan Manuel Santos asumió como Ministro de Defensa, porque ya traía la diabólica estrategia para ser presidente y para negociar con las FARC. Cambió las reglas de juego para los ascensos, politizó y dividió a las fuerzas militares, ordenó aniquilar a los soldados victoriosos en las batallas, estigmatizo a los condecorados en combate y dio prelación para subir a aquellos que jamás comandaron las operaciones, a los de oficinas, a los corruptos que le ayudaron a robar en Aviación, Fondelibertad, Sanidad, Intendencia, y más grave aún, a los que se postraron contra sus principios para entregar el país al terrorismo en un pacto de criminales y traidores.
Colombia debe recuperar su norte, los mandos deben ser quienes tienen la autoridad moral para comandar batallas frente a curtidos soldados que hoy no creen en sus comandantes.
El Ministerio de Defensa debe volver a ser un templo de virtudes y patriotismo, NO esa plataforma de lanzamiento politiquero con todo y olla burocrática para pagar favores, infiltrar enemigos de la patria y hacerse millonarios en que se convirtió desde Rafael Pardo. Con única excepción del Dr Rodrigo LLoreda.
No pueden ser altos mandos los que fueron generales con Santos, los que le dieron bienestar a Esteban Santos para que fuera Lancero y Comando en aire acondicionado y por raticos. Llegar la situación al punto de que se llamara “el grupo de las princesas” a unos oficiales del entorno de Santos y Pinzón Bueno, es lo más ofensivo para una fuerza de combate precedida de historia gloriosa. pero ocurrió.
Y no pueden ser altos Mandos, porque están contaminados de derrota, de traición y de corrupción, porque pertenecen a una clase política miserable y Los Soldados son Leales a las instituciones y a la Patria, no a personas. Ser cobarde, traidor, corrupto o millonario, eso no es compatible con la lealtad el valor y el sacrificio del Militar.
Queridos Colombianos: Gentes buenas y patriotas, Veteranos, Reservas,
Ha llegado el momento de hacer girar la historia, de recuperar el norte de la patria, de que las riendas de la nación sean tomadas por líderes fuertes que conozcan el sufrimiento del pueblo pero que tengan las soluciones a la salud, a la educación, a la economía, que se atrevan a reemplazar toda esa politiquería mafiosa, esa justicia infame donde la impunidad por Odebrecht o por el asesinato de Álvaro Gómez, sean disposiciones de Estado. Que en las Fuerzas Militares asciendan los mejores, los líderes en batalla y no los apadrinados políticos, que sean sólidas, monolíticas, un puño apretado para defender la soberanía, las instituciones legítimas y las gentes buenas. No, al servicio de camarillas políticas miserables culpables de las tragedias del País.
Dios salve a Colombia
Coronel Hernan Mejía Gutiérrez
Soldado de Honor de Colombia.