¡Libertad de expresión!

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Libertad de expresión: los mass media deben ser inclusivos y respetuosos

Pluralidad de puntos de vista, participación en los debates públicos, control de la corrección y transparencia de la información también en las redes sociales: el deseo de la delegación de la Santa Sede en materia de libertad de expresión está entrelazado con la libertad de religión y el respeto a las comunidades.
Protección y responsabilidad de los medios de comunicación: sobre estos dos puntos, la delegación de la Santa Sede ante la OSCE, Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, abrió su discurso en la segunda reunión adicional sobre la Dimensión Humana de 2020, dedicada a las cuestiones de la libertad de expresión, de los medios de comunicación y de la información: “Para hacer avanzar la verdad, la libertad, la justicia y la solidaridad en la sociedad, los medios de comunicación – en cualquiera de sus formas – deben ser protegidos y la libertad que la comunidad internacional ha reconocido debe ser garantizada. Al mismo tiempo, debe reconocerse que la libertad de expresión, como todo derecho humano, tiene responsabilidades que no pueden ignorarse”.

Los medios de comunicación y la ética

La Santa Sede reafirma el fundamento ético de los medios de comunicación en la sociedad, centrados  en “la persona y la comunidad” como fin y medida del uso de los medios de comunicación para el desarrollo humano integral, porque “los medios de comunicación no hacen nada por sí mismos; son herramientas, instrumentos, utilizados como la gente elige utilizarlos”.

La libertad de expresión y de religión

No es aceptable – reitera la Santa Sede – esconderse detrás de la libertad de expresión como justificación de la discriminación, la hostilidad o la violencia contra una religión o sus miembros. La libertad de expresión debe incluir el respeto y el espacio para las opiniones, aunque sean diferentes, sin excluir los debates críticos o las discusiones serias sobre la religión. Por consiguiente, la Santa Sede exhorta a los medios de comunicación a que informen de manera “justa y precisa” sobre las cuestiones religiosas, permitiendo a los miembros de las comunidades expresar sus opiniones y fomentando la elaboración de directrices específicas.

Participación de las comunidades religiosas en la vida pública

En la intervención de la representación pontificia destaca el deseo de que también los medios de comunicación sean inclusivos y fomenten un rico y amplio intercambio de ideas y puntos de vista y que las instituciones hagan participar a los representantes de las comunidades religiosas en los debates públicos para que puedan expresar su punto de vista sobre la base de las convicciones morales que se derivan de su fe y, de ese modo, aporten su contribución a la vida de sus respectivos países.

La Santa Sede hace entonces especial hincapié en el uso de Internet, y en particular de las redes sociales, que pueden convertirse en instrumentos y vehículos perjudiciales para los mensajes de odio y denigración. Para evitarlo, se debería alentar a los proveedores de servicios de Internet y a los servicios de redes sociales a que, según la Santa Sede, adopten normas claras, transparentes y no discriminatorias que impidan cualquier forma o comportamiento marcado por la intolerancia.

La brecha digital y sus efectos negativos

Para concluir, destaca una reflexión sobre lo sucedido durante la pandemia, donde las desigualdades en el acceso a la información han colocado a las personas en situaciones aún más vulnerables y en mayor riesgo de sufrimiento, en particular en sociedades y contextos de pobreza. La brecha digital entre ricos y pobres – dice la Santa Sede – podría costar vidas, especialmente cuando la información crucial no es oportuna. Sin acceso a una información responsable, transparente y actualizada, se crean desigualdades aún mayores en medio de un sufrimiento ya generalizado. Así pues, el llamamiento final de la Santa Sede a “hacer todo lo posible para garantizar el acceso pleno y efectivo a la información para todos a lo largo de los caminos del derecho y el desarrollo económico”.

Por: Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano – Fotografia Getty

 

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