‘A mí papá no lo mató el covid-19, sino la mala atención médica’
Un hombre en Medellín cuenta cómo, en una semana, perdió a su padre. Interpuso acciones legales.
Un adulto mayor es atendido en un centro hospitalario luego de haber sido diagnosticado con covid-19.
“Mijo, de esta situación vamos a salir adelante. Los dos juntos”. Hace 20 días, y ante el incremento de casos de covid-19 en Antioquia, José Argemiro Montoya le dijo esas palabras a su hijo Juan Carlos. Luego le echó la bendición.
A sus 90 años, José Argemiro era un ‘roble’. Se afeitaba con la misma precisión de su juventud, se vestía solo, tomaba tinto y le sobraban fuerzas para darle cuerda al reloj que adorna la sala donde vivía con su hijo.
Poco más de una semana después de decir aquellas palabras, José Argemiro murió.
Fue de coronavirus, según el informe que recibió Juan Carlos, quien duda que así ocurrió. Para él, fue la mala atención recibida en la clínica la que acabó con la vida de su papá, una atención tan precaria que resultó siendo más peligrosa que el virus mismo.
Todo comenzó con una tos, recuerda el hijo. Una tos con flema, no seca como dice que son los síntomas del covid, tampoco tenía fiebre. Sin embargo, su condición se fue agravando. Era domingo cuando don Argemiro agachó la cabeza. Ese fue el comienzo de su declive.
“No me quería recibir comida y comenzó con un deterioro notorio, por lo que al otro día lo llevé a urgencias a la clínica Antioquia de Bello. Allí me dijeron que mi papá tenía muy afectados los pulmones (tenía comorbilidad de bronquitis crónica), por lo que hubo que trasladarlo a la sede de Itagüí como un posible caso covid”, recuerda Juan Carlos.
Con sorpresa, y sin que hubiera salido el resultado de la prueba, a Juan Carlos lo llamaron al día siguiente de esta entidad para decirle que le darían de alta a su padre y que lo mandarían con oxígeno y antibióticos, algo que el hombre no aceptó como recomendación del médico de la EPS.
“A los ocho días, a la medianoche, me lo ‘tiraron’ en la puerta de la casa en una ambulancia, dopado y con una pipeta de oxígeno. Al quitarle el tapabocas vi que tenía la lengua pegada al paladar y muy seca, como si jamás le hubieran dado una gota de agua. Llegó muy flaco…recuerdo que en ese instante me reconoció y al verme, tocó mi mano como agradeciendo que por fin lo hubieran regresado a casa”, narra el hijo.
Cuando se pasó el efecto de la droga, don Argemiro comenzó a quejarse de dolor, su deposición era una especie de líquido negro y en medio de su dolor, solo miraba a su hijo y le echaba la bendición.
Al siguiente lunes, por intermedio de un familiar, lograron llevar al adulto mayor a la clínica San Rafael, de Itagüí, donde la doctora le confirmó que don Argemiro estaba deshidratado y su condición era crítica.
“A él le dio una isquemia cerebral por el covid y ya para el miércoles me informaron que les estaban haciendo los cuidados paliativos para que estuviera tranquilo y relajado en el momento cuando le diera un paro respiratorio, que era inminente”, cuenta el hijo.
Me lo ‘tiraron’ en la puerta de la casa en una ambulancia, dopado y con una pipeta de oxígeno (…) vi que tenía la lengua pegada al paladar y seca, como si jamás le hubieran dado una gota de agua
Solo, en medio del llanto y la incredulidad, Juan Carlos no podía creer que en una semana su padre pasara de ser un hombre autosuficiente a estar al borde de la muerte.
La noticia fatal llegó el miércoles 15 de julio. Vía telefónica le indicaron a Juan Carlos que su padre había fallecido. Su cuerpo fue inmediatamente cremado y en el certificado que le entregaron indicaba que la causa de la muerte había sido por coronavirus.
Un dictamen que no lo convence. Juan Carlos vivía solo con su padre y en los cuidados hizo de todo: lo bañó, lo limpió, lo cuidó, y todo sin tapabocas. Cuenta que en medio de estos cuidados, en más de una ocasión su padre le tosió encima.
Aunque la EPS informó que la prueba covid de don Argemiro salió positiva, la hecha a Juan Carlos salió negativa.
“A mí papá no lo mató el covid, tampoco la clínica San Rafael, porque allá lo trataron muy bien. Si lo hubiera llevado allá primero él estaría aquí… si hubiera ido por él y no lo hubiera dejado en la otra clínica, como me dijo el médico de la EPS, él estaría aquí. A mi papá me lo mataron en la clínica Antioquia de Itagüí”, denuncia en medio del llanto.
“No entiendo en qué momento a mi papá me lo deterioraron tanto…me dejaron solo”, prosigue el hombre en medio de su dolor y explica que el tema está en proceso legal por una demanda.
Don Argemiro es una de las 394 muertes registradas en Antioquia por coronavirus de las cuales, 282 han ocurrido en el valle de Aburrá.
EL TIEMPO contactó a la Clínica Antioquia de Bello para indagar sobre la atención que recibió José Argemiro, además de su posición frente a las quejas y denuncias de la familia Montoya. Sin embargo, al cierre de esta edición, la entidad no respondía los cuestionamientos.