El caso que tiene detenidos a Uribe y a Cadena no fue una excepción. Era un método de operación concertado y repetido contra varias personas.
El abogado Diego Cadena, experto en tramitar cartas y videos de delincuentes favorables a los intereses de sus clientes, no los recolectaba de manera espontánea sino que los buscaba activamente por encargo del expresidente Álvaro Uribe. La principal víctima de esas acciones fue el senador Iván Cepeda, a quien pretendían cobrarle sus denuncias en el Congreso sobre la relación de Uribe con grupos paramilitares. Sin embargo, Cepeda no fue el único blanco de las maniobras para desacreditar e intentar judicializar a críticos de Uribe. Hubo otros objetivos entre los que está Gustavo Petro.
En poder de la Corte Suprema de Justicia hay dos comunicaciones que prueban que Diego Cadena, por encargo del senador Uribe, trabajaba en la consecución de pruebas contra Petro.
Las fechas de las grabaciones coinciden en el primer caso con la publicación de encuestas que ponían a Petro a la cabeza de las preferencias electorales. La segunda conversación sucedió un día después de una manifestación en el Tolima, donde Petro habló de un episodio molesto para Uribe.
A finales de enero y comienzos de febrero del año 2018, se divulgaron unas encuestas en las que por primera vez Gustavo Petro punteaba en las preferencias electorales. El orden de los favoritos era el siguiente: Primero, Gustavo Petro; segundo, Sergio Fajardo; tercero, Germán Vargas Lleras; cuarto, Humberto de la Calle y en un lejano quinto lugar, Iván Duque, el candidato de Uribe.
La misma semana en la que fueron publicados estos sondeos, los investigadores judiciales grabaron una conversación entre Álvaro Uribe y Diego Cadena:
–Esa cosa de que Petro iba a pedirle permiso a esa gente, ¿sí la irán a declarar? –le pregunta Uribe al hoy también detenido Cadena.
–Sí, presidente –responde el abogado– Yo voy la otra semana para allá y voy a hacer la declaración. Incluso, el señor es el que me está diciendo: venga que eso se lo entrego solamente a usted. Entonces voy a ir la semana entrante para hacer eso.
En los registros no hay evidencias de que la anunciada declaración se hubiera recolectado la semana siguiente como Cadena lo anunciaba. La campaña continuó y en el mes de abril, Iván Duque ya era el líder de las encuestas con una ventaja holgada sobre Petro, relegado a un segundo lugar.
En medio del fragor de esa campaña, el jueves 12 de abril de 2018, a 45 días de las elecciones, Gustavo Petro se dirigió a una multitud en Ibagué. Acababa de reportarse un letal asalto a un grupo de polícias por paramilitares y Petro sostuvo en el parque Murillo Toro de la capital tolimense: “Han muerto ocho agentes, miembros de la Policía Nacional, en el Urabá. Dice la prensa, y con casi toda la certeza, que por el Clan del Golfo, un grupo paramilitar cuyo origen es una Convivir creada por el entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez”.
La reacción del expresidente Uribe quedó registrada al día siguiente en una llamada con Cadena:
–¿Vio lo que dijo Petro ayer en Ibagué?–pregunta Uribe– Que de gobernador de Antioquia yo había promovido el Clan del Golfo.
–No, eso sí es una payasada por Dios. Sí me di cuenta de eso, presidente– contesta Cadena, inmediatamente antes de recibir un encargo.
–Muy bueno esa declaracioncita que se dice contra él –casi susurra Uribe.
–La semana entrante, presidente –promete otra vez Cadena– Cosas puntuales y contundentes, no chismes de cocina, por Dios.
Los meses pasaron. Duque fue elegido presidente y Gustavo Petro llegó al Senado por haber obtenido la segunda votación. En diciembre de ese año, Petro se debió enterar de algo porque en una sesión, manifestó lo siguiente:
–Señor senador Uribe, hoy sabemos que su abogado, el abogado Cadena, está presionando a extraquetos, a ver si ayudan a acusar el senador Petro de recibir fondos del narcotráfico…
A Petro no lo dejaron terminar, le cerraron el micrófono para que no continuara. Fue conminado por el uribista presidente del Senado, Ernesto Macías, quien le recordó que ese tema nada tenía que ver con las regalías, que era lo que estaban discutiendo. Inmediatamente después, Macías le dio la palabra a Uribe para una réplica, que tuvo como coro los gritos de otro miembro de su bancada que le gritaba “terrorista” a Petro:
–Voy a tomar aire, presidente –empezó su intervención el senador Uribe–, como el que tengo que tomar cada vez que se oyen las defensas en los medios de comunicación. ¿A quién recordara yo de mis estudios de bachillerato? De pronto a Sócrates y una de las enseñanzas importantes que de Sócrates recogió Platón, fue esta: Una vida sin examinar, no vale la pena vivirla. No se incomode tanto, senador, porque le examinen su vida.
Uribe no negó que Cadena estuviera buscando elementos contra Petro. Por esos días, otro abogado de la cuerda de Uribe, el exótico Abelardo de la Espriella, acusó a Petro de haber recibido financiación del narcotraficante Daniel ‘el Loco’ Barrera.
A Barrera fueron a pedirle a Coleman, una cárcel en Florida, que declarara contra Petro. Sin embargo, él envió una carta a la Fiscalía de Colombia diciendo lo contrario: “Nunca he tenido relación alguna con el mencionado senador como tampoco suministré dinero, financiación o ayuda”.
El caso que tiene detenidos a Uribe y a Cadena, con el beneficio de permanecer en sus cómodas residencias, no fue una excepción. Era un método de operación concertado y repetido contra varias personas.