Para el exgobernador antioqueño, esta oportunidad permite darle un giro a la sociedad: seguir como estábamos o abrir nuevos caminos para el desarrollo del país
EL NUEVO SIGLO: ¿Cómo ha visto el manejo que le ha dado el Gobierno a esta pandemia?
SERGIO FAJARDO: Vale la pena mirar al Gobierno nacional en sus dos años. La primera parte, cerca de año y medio, la puedo describir como un Gobierno que no ha tenido norte, no ha tenido una meta precisa para conducir al país a dirección explícita, tangible.
Recordemos una manifestación muy grande de insatisfacción profunda con el Gobierno a finales del año pasado, con una ciudadanía molesta, indignada, en algunos momentos rabiosa, por malestares acumulados, relacionados con las desigualdades y la corrupción. Y la respuesta del Gobierno fue abrir un diálogo nacional para escuchar. Precisamente en marzo tenían que darse el capítulo siguiente en ese diálogo, pero vino la pandemia.
E.N.S.: ¿La pandemia cambió el escenario político?
S.F.: Claro, cambió el escenario del país. Enfrentamos una crisis global para la que nadie estaba preparado y a partir de ahí comienza otra etapa para el Gobierno. Al comienzo, la ciudadanía no entendió la dimensión de lo que significa una pandemia, todos quedamos atónitos, perplejos. Empieza el aislamiento y comienzan las actuaciones del Gobierno, que yo creo no se corresponden con la dimensión total del problema.
La atención a las personas más vulnerables de nuestro país no ha estado en la dirección que tendría que ser, ha sido poca y tardía esa atención. Las micro, pequeñas y medianas empresas no han recibido la atención en el momento preciso y en la dimensión que necesitan. El desempleo del 24% en las principales ciudades del país, desempleo del 30% entre los jóvenes. No se ve la intervención del Estado en este problema que no está marcando. Y el Presidente desde Bogotá todos los días a las 6 de la tarde haciendo unas manifestaciones públicas, anunciando medidas sin entender la distancia con los 1.102 municipios del país.
E.N.S.: ¿Hasta cuándo la gente aguantará este aislamiento obligatorio?
S.F.: Naturalmente es dificilísimo vivir todas las circunstancias que estamos viviendo en Colombia y en particular, las personas más vulnerables que tienen una fragilidad muy grande. Un drama que está asociado con el empleo y los recursos que tienen que llevar las personas a su hogar para vivir día a día. Todas estas decisiones tienen que ir acompañadas de un proceso muy riguroso y juicioso de conocimiento, de respeto y conocimiento de las personas que entienden lo que significa una pandemia, y ser capaces de articular las acciones que están desde el Gobierno central con lo que ocurre en los diferentes territorios.
Vamos a vivir en el marco de la pandemia por lo menos un año o dos años más. Hay que saber entender las dificultades que tienen las personas, su condición mental, las circunstancias de la familia. Hay un número muy grande de personas en Colombia en total pobreza, con unas necesidades apremiantes, y eso parte de quien conduce, cómo va a solucionar esas incertidumbres, cómo va a explicar lo que está ocurriendo para que la gente encuentre un sentido de lo que viene a continuación. Eso todavía hace parte de las incertidumbres y de la sabiduría de quien gobierna.
E.N.S.: ¿Qué cambios se vienen después de la pandemia?
S.F.: Nosotros enfrentamos una situación inédita, sin parangón, en lo que hemos vivido. Colombia, por supuesto, tiene un nivel muy alto de pobreza, unas desigualdades sociales profundas, hay un malestar colectivo asociado con el tema de la corrupción y de desconfianza con las instituciones en Colombia, y eso no apareció con la pandemia.
Ahora con la pandemia todos estos problemas se multiplican, la dimensión crece de manera exponencial. Por supuesto es un reto político: volver a donde estábamos antes o esta es la oportunidad para tomar un giro en la sociedad, abrir nuevos caminos para el desarrollo de nuestro país. Esos son los retos políticos y esa será la discusión política que viene a continuación.
E.N.S.: ¿Cambió también el panorama electoral?
S.F.: Sin duda. Esa será una discusión política grande, por supuesto en primera instancia con un horizonte hasta 2022, pero con algo muy importante: qué estamos haciendo hoy para resolver los problemas que tenemos hoy. Por eso nosotros presentamos una propuesta asociada con el tema de jóvenes: 30% sin empleo, 30% a punto de desertar de la universidad porque no tienen los recursos.
Nosotros señalamos que el mejor empleo que puede tener un joven es estudiar. Nuestra propuesta es: matrículas gratuitas en todas las universidades públicas del país para los estratos 1, 2, 3 y 4, y para estudiantes de universidades privadas que están en el Sisbén y no tienen recursos para continuar sus estudios, o para las personas de clase media que por la pandemia perdieron sus trabajos y no pueden seguir financiado el estudio de sus hijos.
También para estudiantes de universidades técnicas y tecnológicas, la educación para el trabajo. Todo eso se puede articular en una política de Gobierno nacional con recursos que nosotros hemos calculado en $1,3 billones para un millón de estudiantes.
E.N.S.: ¿Cuál es su opinión sobre la detención al expresidente Álvaro Uribe?
S.F.: Primero, tenemos que respetar las decisiones de la Corte Suprema de Justicia. Por supuesto, toda persona tiene derecho a un juicio justo, que se reconozca su derecho a la presunción de inocencia. La Corte tiene una gran responsabilidad para explicarle al país con transparencia y con claridad la razón de sus decisiones. Otra cosa son las discusiones que suscitan una decisión de esta naturaleza porque como es apenas obvio hay unas implicaciones políticas.
Tenemos que mantener la serenidad en este momento, no dejarnos llevar por unas pasiones que se conviertan después en una mayor polarización para nuestro país, manifestaciones violentas.
Al mismo tiempo hay una diferencia personal: el presidente Duque se equivoca al mezclar aspectos institucionales que tiene como jefe de Estado y su condición política, y su relación personal con la figura del expresidente Álvaro Uribe. Debemos tener la serenidad y la sabiduría para entender lo que está ocurriendo para que esto no se convierta en una hecatombe para Colombia.