El bien y el mal

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Nos regocijamos en este septiembre al celebrarse los 50 años de la Pascua de la Partida del Venerable Miguel Ángel Builes, obispo de Santa Rosa de Osos.

El día del obispo misionero y fundador de tres comunidades religiosas coincide con el de su santo patrono y tocayo, san Miguel Arcángel. El 29 de septiembre.

La investigación y recopilación del proceso de canonización de este santo obispo, le ha sido encomendado a la Reverenda Hermana Nora de la comunidad de las Misioneras Teresitas, fundada por el mismo obispo misionero nacido en Don Matías, Antioquia, y que ahora solo espera la realización de un milagro comprobado de monseñor Miguel Ángel Builes para proceder con la beatificación y posterior canonización del obispo misionero.

Buscando, en estos días, las motivaciones de algunos políticos para conseguir votos, se me ocurrió pensar en cuál es el interés de aprobar el Acuerdo Regional de Escazú.

Vemos ahora como un importante jurista y exmagistrado, el doctor José Gregorio Hernández Galindo, en un artículo publicado en este periódico el jueves de esta semana, con argumentos traídos de los cabellos afirma que porque el señor presidente Iván Duque Márquez presentó el acuerdo ante el Congreso, éste tiene la obligación de aprobarlo porque, de lo contrario, hará quedar mal al primer mandatario ante la comunidad internacional. ¿Acaso el articulista y respetado exmagistrado no conoce la independencia entre los poderes constitucionales de la República?

Dice el exmagistrado Hernández : “La función del Congreso consiste en aprobar o improbar los tratados, no en engavetarlos. Obstruir el trámite es incumplir la función asignada”.

Definir y decidir el orden del día en cada Cámara es función de la mesa directiva en el Congreso. El Tratado no se trató.

Ahora nos dirá el articulista que alguien le asignó a él la función de limitar las funciones del Congreso.

El Acuerdo de Escazú es un peligro para la economía colombiana, pues pone en peligro la explotación agropecuaria de Colombia y de todos los países democráticos de América, al calificar la ganadería y la agricultura como contaminantes del medio ambiente y peligrosos para el calentamiento atmosférico.

Es, además, un acuerdo del pacto de São Paulo, en el que la Izquierda Internacional se comprometió con atacar la economía de los países democráticos de América Latina y por eso un grupo de estudios del Partido Conservador, encabezado por el ingeniero agropecuario Gabriel Arrubla, solicitó al Congreso de Colombia no aprobar el Acuerdo de Escazú.

Ojalá el prestigioso exmagistrado Hernández Galindo, a quien tenemos como del lado de la derecha, nos dijera en qué fuentes está abrevando.

Para la Izquierda Internacional no hay ningún peligro en el cultivo de la coca, ni en la fumigación con glifosato, ni en la tala de bosques, solo en los pastizales y en la boñiga de vacunos y equinos.

Ñapa: Entre tantos amigos y parientes que hemos visto partir en esta pandemia, recordamos al compañero Eduardo Moreno Vélez, a quien lamentan los amigos del Norte de Antioquia, en especial los de Yarumal, y al médico y exdiputado Horacio Muñoz Suescún, mi paisano de Sopetrán, gran dirigente liberal

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