Los edulcorantes perjudican la capacidad de las bacterias intestinales para mantenernos bien

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Un estudio de investigadores Israelíes, encuentran que los 3 edulcorantes artificiales más comunes causan una «interrupción en la comunicación» entre los microbios, lo que puede aumentar el riesgo de obesidad, diabetes y problemas digestivos.

Los edulcorantes artificiales provocan una «ruptura en la comunicación» entre las bacterias intestinales, cambiando el microbioma y aumentando potencialmente el riesgo de enfermedad, dicen los científicos israelíes.

Las bacterias intestinales mantienen a las personas sanas, pero para ello deben estar presentes en el equilibrio adecuado. Esto se mantiene en parte por un mecanismo de comunicación que utilizan las bacterias, llamado detección de quórum, que permite a las bacterias detectar y responder a la densidad de población celular mediante la regulación de sus propios genes, lo que afecta su comportamiento.

«Los edulcorantes artificiales interrumpen esa comunicación, lo que indica que los edulcorantes artificiales pueden ser problemáticos a largo plazo», dijo la Dra. Karina Golberg, quien dirigió el estudio revisado por pares publicado en el International Journal of Molecular Sciences (Revista Internacional de Ciencias Moleculares).

Los edulcorantes artificiales se utilizan ampliamente en la industria alimentaria y de bebidas. Sobre el tema, varios estudios han manifestado una preocupación con respecto a la salud, pero Golberg dijo que su estudio se propuso identificar cómo, exactamente, los edulcorantes pueden estar afectando la salud.

Su equipo expuso bacterias a edulcorantes aprobados por la FDA en condiciones de laboratorio. Utilizaba bacterias emisoras de luz cuya emisión de luz se reducía si se interrumpía la comunicación bacteriana. Encontró que los tres edulcorantes más comunes impedían la comunicación bacteriana: sacarina, aspartamo y sucralosa.

Tres edulcorantes menos comunes, acesulfame de potasio (Ace-K), advantame y neotame, no tuvieron este efecto.

Golberg le dijo a The Times of Israel: “Lo que encontramos es que los edulcorantes artificiales más populares interfieren con la comunicación entre bacterias que regulan funciones importantes, y una vez que esto se daña, las bacterias no pueden comportarse adecuadamente como una ‘comunidad’.

«Cuando se interrumpe la comunicación bacteriana, se está interrumpiendo el equilibrio bacteriano natural en el intestino, lo que a su vez puede causar problemas con la digestión y un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo dos, y otros problemas de salud».

El colega de Golberg, el profesor Ariel Kushmaro, dijo que frente a esta investigación, los fabricantes deberían comenzar a etiquetar mejor los productos para mostrar la cantidad de edulcorante que contienen, de modo que los consumidores puedan tomar decisiones informadas.

“Hay un etiquetado poco preciso de los edulcorantes artificiales en los productos, lo que dificulta saber cuánto contiene cada producto”, dijo. «Nuestra investigación debería impulsar a la industria alimentaria a reevaluar su uso de edulcorantes artificiales».

Por The Times of Israel – Nathan Jeffay

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