¿Usaron plata de los contribuyentes para comprar cocaína y sobornar funcionarios públicos? Ellos aseguran que sí, pero eso no es todo.
Por Daniel Coronell
Algo muy turbio pasa con el manejo de los gastos reservados de la inteligencia militar en Colombia. O hay militares que –amparados en la opacidad y el secretismo– se roban millones sin que les pase nada, lo cual sería muy grave. O lo que es aún peor, está permitido para los miembros de la inteligencia hacer operaciones de narcotráfico, lavar dinero, presentar soportes falsos y sobornar funcionarios. La historia que hoy les contaré implica a uno de los más altos oficiales de inteligencia de Colombia, el coronel Mario Sarmiento Reyes, quien eventualmente puede ser llamado a curso de ascenso para llegar a general.
El coronel Sarmiento, que opera bajo el alias de Matilda, se desempeñó como jefe de inteligencia de la Brigada Especial Contra el Narcotráfico (BRCNA) de la cual era comandante el hoy mayor general Jorge Eduardo Mora López, actualmente a cargo de la División de Fuerzas Especiales del Ejército.
Esta semana, la Unidad Investigativa del diario El Tiempo reveló que el coronel Sarmiento viene siendo investigado por su presunta responsabilidad en los delitos de peculado por apropiación, falsedad en documento público, lavado de activos y fraude procesal.
Siguiendo la pista de la publicación, encontré la solicitud de un principio de oportunidad en la que el coronel Mario Sarmiento Reyes y el sargento, ya retirado, Freddy Márquez Godoy relatan que para recuperar los gastos de una operación militar fallida fueron autorizados por sus superiores a “cuadrar caja” presentando y cobrando las recompensas de una operación posterior.
De acuerdo con la versión de los dos militares, en junio de 2012 un informante del sargento Márquez indicó que había posibilidades de capturar a alias John 40, narcotraficante que operó con las Farc, se opuso al proceso de paz porque le acababa su negocio y ahora es parte de las disidencias Segunda Marquetalia. El único problema es que el narcoguerrillero estaba en Venezuela, más exactamente en Maroa, una población fronteriza con Colombia.
El coronel Sarmiento afirma que por tratarse de una operación en territorio venezolano no podían usar fondos oficiales, ni aún los reservados para pagarla. Por eso, según lo declara en la petición del principio de oportunidad, tuvieron que pedir plata prestada a familiares para ejecutarla.
En el documento el coronel Sarmiento relata que los dineros venían de su padre, ya fallecido y por lo tanto no interrogable, Mario Sarmiento Durán quien le habría prestado más de 50 millones al Ejército. También el sargento Márquez asegura que su familia ayudó para la operación, que según ellos costaba un millón de dólares como recompensa al informante y 490 millones de pesos por gastos logísticos.
La operación bautizada Neptuno falló. Los hombres de inteligencia militar aseguran que un desafortunado patrullaje aéreo de la Policía en la frontera espantó al narco John 40 que se voló y ellos se quedaron sin resultado y con millones en deudas.
Y aquí viene la mejor parte: las deudas consistían en 20 millones de pesos por cuenta de varios kilos de cocaína que habían comprado para usarlos en la operación, 10 millones de unos sobornos que le habían pagado a funcionarios de la Dian para construir la fachada de los agentes que participaban, 54 millones que le debían al papá del coronel Sarmiento, 144 millones a unos venezolanos que actuaban bajo instrucción de ellos en ese país. Además del millón de dólares que le debían al informante.
A ver, ¿usaron plata de los contribuyentes para comprar cocaína y sobornar funcionarios públicos? Ellos aseguran que sí, pero eso no es todo.
Cuentan que, ante el fracaso, armaron un plan para ejecutar otra operación contra el narcotráfico en Timbiquí, Cauca. Esa operación se llamó 010 Magistral y su fin principal consistía en “solucionar problemas económicos que persistían de la Operación Neptuno”.
Cobraron la recompensa, siempre bajo el rótulo de ULTRASECRETO, y una parte de los fondos fue girada a Alicia Sarmiento, tía del coronel Sarmiento porque su papá ya se había ido de este mundo. Otro beneficiario de los fondos secretos es un sobrino del sargento llamado Enderson Fabián Granados Charris.
La Fiscalía lleva cuatro años con las evidencias completas. Seguramente el caso prescribirá mientras el coronel Sarmiento empieza a lucir en sus charreteras el sol de brigadier general y el sargento Márquez ve crecer la bonita empresa que montó después de retirarse del Ejército.
PS: Anoche, después de enviar la columna, fue revelada la lista de coroneles llamados a curso de ascenso a general. Mario Sarmiento no fue incluido.