El gobierno de Iván Duque abandonó por completo las fronteras. Ya se nos volvió costumbre ver escenas de violencia en nuestros territorios fronterizos. Esta semana Cúcuta y Arauca, hace un mes Tumaco y así sucesivamente. Apalancado en las rentas ilegales del narcotráfico, ha emergido un plan criminal para hacer de las fronteras una zona sin ley, sin Estado, sin justicia social, y lo peor es que el Gobierno Nacional pareciera no tener la disposición institucional para detener esto.
En la frontera comienza la Nación y este gobierno no lo ha entendido. No vacilo en afirmar que la equivocada política de defensa y de relaciones con los vecinos de este gobierno ha puesto en riesgo lo más sagrado y fundamental para la soberanía de un país: la seguridad nacional. No deja de ser una terrible paradoja que el gobierno de la seguridad democrática, nos entregue un país con la criminalidad y el terrorismo desatados, hasta el punto de que grandes porciones del territorio colombiano sean gobernadas hoy por estructuras criminales. A este gobierno sólo le ha interesado la frontera para hacer populismo nacionalista atacando a Maduro, para hacer presencia fugaz y echar discursos patrioteros, pero no para actuar institucionalmente de manera eficaz para defender la vida y la libertad de los colombianos que viven en la frontera.
Hoy, los araucanos y miles de habitantes de territorios como el Catatumbo son rehenes de los grupos terroristas y del abandono del Estado. ¿Dónde están las obras? ¿Dónde está la justicia social? ¿Dónde está el desarrollo agropecuario? La respuesta es: en los discursos y en las promesas vacías, pero no en la realidad.
Desde la presidencia, personalmente, responderé por la conducción de una estrategia de recuperación de la frontera, basada en la reconstrucción de la solidaridad con nuestros compatriotas de los territorios fronterizos y apoyada en una estrategia integral que articule la presencia militar con la inversión social y la cooperación internacional. No estará sola la Fuerza Pública. Eso no es suficiente. Al lado de los soldados y policías estará la gente y todo el poder institucional y social del Estado. Esto lo haremos gobernando desde las fronteras y no desde los privilegios y la comodidad de la Casa de Nariño