LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y EL “CALENTAO CACHACO”

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Por Eduardo Ortega Del Rio

Antes de comenzar con esta comparación ridícula y antagónica partamos de la base de saber que un “Calentao Cachaco” es un plato que se consigue luego de mezclar las sobras de otras comidas y recalentarlas, con el objetivo de conseguir otro plato.

Ahora si, entrando en materia, mucho se está hablando en estos días del miedo que genera la Inteligencia Artificial, sobre todo después del lanzamiento de la aplicación “Chat GPT”. Una plataforma con la cual se puede interactuar en lenguaje natural y solicitarle tareas que antes pensábamos solo podía ser de autoría de un ser humano racional.

Si bien la “IA” (Inteligencia Artificial) existe desde hace 80 años, la gente no dimensionaba sus alcances porque no contábamos con procesadores de datos tan rápidos que pudiesen analizar millones de textos, audios e imágenes. Compararlos unos con otros, entender patrones y con base en esas coincidencias poder, a punta de retazos cibernéticos, mezclarlos, ‘recalentarlos’. Y crear nuevos textos, audios e imágenes distintas a las originales, pero parecidas a todas las demás.

He visto cómo una IA es capaz de componer una canción con el estilo musical de Taylor Swift, redactar una carta con la narrativa de Garcia Márquez o incluso escribir un poema como lo haría Pablo Neruda.

Estos avances inspiran a los que sueñan con la “singularidad tecnológica”, sorprende a los que aún viven en un mundo analógico, asusta a los que todo se lo atribuyen a teorías conspiratorias, pero lo que más me preocupa, es que  ilusiona a los mediocres.

Seamos serios y reconozcamos que la única forma de disfrutar el sabor de un “Calentao Cachaco” es con guayabo dominguero. Cuando la necesidad de metabolizar demonios etílicos ingeridos la noche anterior se apaciguan con un revoltijo de arroz, carne, fríjoles y quién sabe qué más había en la alacena que la “Inteligencia Gastrointestinal” te llevó a revolver en una misma paila. El “calentao” tiene un sabor indescriptible, no necesariamente como algo especial, sino porque no sabemos bien a qué sabe, tal vez a un poco de todo.

Las IA se convertirán en un futuro cercano en la forma más ordinaria de hacer tareas rutinarias. Tendremos noticias escritas por máquinas, diseños gráficos hechos por computadoras, hasta ritmos “chispún chispún” hechos por sintetizadores. Todo será satisfactorio, pero nunca extraordinario y mucho menos trascendental.

No será extraordinario porque su esencia está hecha de lo ordinario, de patrones repetitivos, de cosas que se parecen entre sí.

La llegada de las IA son una amenaza, pero para quienes no se esfuerzan por ser originales, los que no se arriesgan a crear algo único y nuevo que nadie más haya escrito, pintado o escuchado.

Si renunciamos a pensar diferente y ser originales, dejarán de existir las Taylor Swift, los Pablo Neruda y los García Márquez por solo mencionar unos ejemplos extraordinarios. Las IA nos tendrán alienados a una vida monótona, sin matices, sin aspiraciones, sin sorpresas.

Utilicemos la IA pero para tener información de base y con el ingenio de la mente humana, crear algo nuevo, que no se parezca a nada de lo demás. O sino, estaremos condenados a comer “calentao cachaco” en las tres comidas del día.

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