Medellín por encima y más allá de Quintero

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¿Qué necesita Medellín urgentemente? Resolver el problema del hambre, en primer lugar. Este asunto no da espera y los daños son irreversibles.

Por Luis Bernardo Vélez – El Colombiano

Sin descuidar el control político obligatorio que debemos hacerle a esta administración, empecemos a poner los ojos en lo que necesitamos implementar con urgencia desde el día uno del año 2024. Los malos gobiernos dejan para el último año la ejecución de las obras, con el ánimo de crear el respectivo espectáculo e impulsar las campañas políticas de sus propios candidatos. Los buenos gobiernos, por el contrario, comienzan el trabajo en el día uno de su posesión. A nueve meses de que termine la actual alcaldía, ya podemos ir viendo la luz al final de este tormentoso túnel.

¿Qué necesita Medellín urgentemente? Resolver el problema del hambre, en primer lugar. Este asunto no da espera y los daños son irreversibles. El hambre, especialmente en hogares donde hay niños y niñas, debe ser erradicada con medidas inmediatas. Sobre esto no hay discusión ni posturas políticas que justifique su aplazamiento. Tenemos cómo resolverlo y queremos hacerlo. Nadie en esta ciudad se acuesta tranquilo sabiendo que hay personas que no han podido comer. La solidaridad está en nuestro ADN cultural y la capacidad que tenemos para generar oportunidades e ingresos hace que podamos resolver este problema con toda decisión.

En segundo lugar, Medellín es ahora un Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación y eso nos trae muchas posibilidades que no podemos dejar en manos de los oportunistas. En el corto plazo, se debe reparar y fortalecer la relación entre empresas, universidades, distrito y sociedad. Hay que darle, urgentemente, estabilidad y capacidades para la toma de decisiones a quienes producen nuevo conocimiento, a las comunidades que tienen las necesidades concretas y los que convierten ese conocimiento en soluciones innovadoras para problemas concretos. Habrá destinación de recursos del presupuesto de la ciudad para financiar estrategias de ciencia y tecnología y, si no tenemos una estructura que conecte estos desarrollos a la resolución de problemáticas específicas, este recurso terminará en manos de unos cuantos y hasta por fuera de Medellín.

Finalmente, en Medellín hay una serie de deudas que se vienen acumulando desde hace muchos años y que no nacieron ahora, pero que sí se han agravado y hay que afrontarlas. Algunas son: la gran brecha social que profundiza inequidades y es causa de distintas violencias; la reubicación de viviendas y habitantes de zonas de alto riesgo y el control de la urbanización desaforada; la movilidad eficiente, sostenible y segura que mejore la calidad de vida, la productividad y disminuya la contaminación; el mejoramiento y construcción de infraestructura urbana y rural que permita la recreación, la educación, la atención en salud, el deporte, la movilidad y la vivienda en condiciones de calidad e inclusión, seguridad y duración; la eficacia de las estrategias integrales de seguridad que reduzcan la delincuencia y le quite el control al crimen. En fin, una ciudad como nos gusta tenerla y en la que podamos vivir es lo que está por encima y más allá de esta terrible administración de Quintero.

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