Por: Santiago Valencia
Fueron muchas las razones que llevaron a Gustavo Petro a ganar la Presidencia de la República, sin duda; el descontento social, promovido y capitalizado por él y su grupo, una pandemia que evidenció problemas que venían del pasado y engendró nuevas situaciones y retos muy difíciles para la sociedad colombiana, una sed de cambio que el Pacto Histórico logró interpretar.
También, llegó al máximo cargo que otorga nuestra democracia, al aliarse con buena parte de la vieja y clientelar política que en el pasado tanto criticó, nuevos hechos nos llevan a pensar que, presuntamente una financiación ilegal, de dudosa procedencia y violando los topes de gastos electorales jugó un papel importante en el triunfo del hoy presidente.
Finalmente, la constelación se alineó completamente con el poder político que ya ostentaba la izquierda al gobernar las tres ciudades más importantes del país; Bogotá, Medellín y Cali. La alcaldesa y los alcaldes de estas principales ciudades catapultaron la aspiración presidencial que había sido evasiva con Petro, y en general, con los aspirantes que representaron la izquierda en el pasado.
Elecciones Bogotá 2023: candidatos a la Alcaldía de Bogotá.
Hoy la situación de esas ciudades y en general en el país no están bien; la inseguridad, el desempleo, la pobreza, la corrupción, son el día a día de la mayoría de nuestro territorio, mucha demagogia y poca acción es lo que define a buena parte de los mandatarios territoriales y por su puesto al nacional, discursos grandilocuentes que buscan dividirnos como sociedad, estrategia para mantenerse en el poder, pero no para solucionar los problemas que nos aquejan.
En consecuencia, la decisión que tenemos los colombianos el próximo 29 de octubre no es menor, es la posibilidad de equilibrar las cargas políticas, de generar un contrapeso al Gobierno Nacional, pero sobre todo, de pavimentar la autopista para recuperar la Presidencia en el 2026, no para un partido o para un candidato en particular, sino para un demócrata sensato, que nos lleve por una senda de verdadera reconciliación, crecimiento y desarrollo económico, generación de empleo formal y de calidad, seguridad, política social efectiva y verdadera paz basada en la justicia.
La primera gran derrota del Gobierno de Petro, el primer plebiscito en contra de su gobierno, la manifestación expresa del descontento popular, debe quedar plasmado en las urnas en las próximas elecciones, ojalá, ningún candidato del Pacto Histórico logre ganar las elecciones territoriales.
En ese escenario, Bogotá se vuelve absolutamente transcendental. Es el segundo cargo de elección popular más importante, luego del presidente de la República, la capital se torna, como en todo, en un referente político del sentir del resto de la sociedad colombiana, además, de un eslabón clave de poder político y, por lo tanto, de la recuperación de la democracia, la institucionalidad y el mantenimiento del Estado de Derecho.
Lejos de un interés partidista o político, lo que debe motivarnos a todos es el bienestar, el desarrollo y el inicio del retorno a la sensatez en la política colombiana. Es por esa razón, y luego de observar lo que viene ocurriendo en Bogotá, que creo que nuestra capital debe tomar, sin dilación, una decisión en primera vuelta.
Profeso por la mayoría de los candidatos gran admiración, con varios de ellos tengo incluso amistad y cercanía personal, estoy seguro, que serían grandes alcaldes; serios, capacitados, asertivos y buenos administradores, también creo, que la amenaza del Pacto Histórico no es menor, Gustavo Bolívar es un competidor que no puede menospreciarse.
Petro, Bolívar, la izquierda del Pacto Histórico, deben ser derrotadas con contundencia en Bogotá, es por eso por lo que creo firmemente que el candidato con mejores opciones para ganar, además de ser un extraordinario profesional, conocer como pocos la ciudad y con una propuesta de unir para construir, debe ser Carlos Fernando Galán.
Invito a todos a quienes votan en Bogotá a que tomen una decisión a conciencia, sin dilatar más o confiar en segundas vueltas, derrotemos a Bolívar y lo que representa en la primera y démosle la oportunidad a Galán de que ponga a Bogotá a caminar segura.