Veteranos en Colombia: Reconocimiento Pendiente y Desafíos Urgentes

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Veteranos en Colombia: Reconocimiento Pendiente y Desafíos Urgentes

En el abarrotado calendario de festividades nacionales, el próximo 10 de octubre, en cumplimiento de la Ley 1979 de 2019, se celebrará el Día Cívico del Veterano, una fecha que sigue siendo desconocida para gran parte de la población. Sin embargo, esta ocasión es ideal para expresar nuestro agradecimiento y reconocimiento a miles de hombres y mujeres que, durante años y a costa de grandes sacrificios, han prestado un servicio invaluable a nuestra patria.

Ser veterano en Colombia significa haber dedicado, en términos generales, 20 o más años al servicio en el Ejército Nacional, la Armada, la Fuerza Aérea o la Policía Nacional. También incluye a quienes han adquirido pensión de invalidez, son reservistas de honor, han participado en conflictos internacionales en nombre del país y,  a quienes fueron reconocidos como víctimas por hechos ocurridos durante su servicio activo en la Fuerza Pública.

Para ilustrar el sacrificio de nuestros veteranos, recordemos una de las épocas más duras de nuestra historia de violencia cíclica. En los años en que el narcotráfico alimentaba la acción de actores violentos como guerrillas, carteles y grupos paramilitares, el país fue azotado por una ola de terror, muerte y desolación que alcanzó a muchos hogares y familias. En ese contexto, miles de hombres y mujeres de la Fuerza Pública protagonizaron actos de heroísmo a lo largo y ancho de la geografía nacional. Muchos de ellos ofrendaron sus vidas o resultaron gravemente heridos con el propósito de proteger a las comunidades y defender una institucionalidad profundamente golpeada.

A pesar del arduo compromiso asumido, el panorama para los veteranos y sus familias dista mucho de lo que debería ser. Según el primer informe sociodemográfico de los veteranos de la Fuerza Pública, publicado en 2023, el 90% de esta población se encuentra en los niveles socioeconómicos 1, 2 y 3, siendo el 2 el mayoritario. Además, el 56% no ha alcanzado estudios de educación superior y un alarmante 86% se encuentra desempleado. Este grupo, en su mayoría entre los 41 y 50 años (52%), enfrenta enormes desafíos para su bienestar y estabilidad.

Estas cifras revelan una preocupante falta de voluntad política de los gobiernos de turno, para mejorar las condiciones de vida de quienes han entregado tanto al país. A pesar de los discursos de reconciliación promovidos por el gobierno del presidente Gustavo Petro y otros actores, la narrativa oficial hacia los veteranos ha tendido a ser más crítica que de reconocimiento. En contraste, mientras se celebran los procesos de reintegración de desmovilizados necesarios en la construcción de paz, los esfuerzos de los veteranos para incorporarse a la vida civil suelen ser estigmatizados e incluso percibidos como revictimizantes. Ejemplos de ello son las recientes iniciativas de seguridad local en Sincelejo y Envigado, que han generado controversia al limitar la participación de los veteranos en actividades de protección y vigilancia comunitaria.

Aunque existen leyes como la Ley 1979 de 2019 y la Política Pública de Atención Integral al Veterano de la Fuerza Pública 2023-2027, estas se han quedado en simples ceremonias y homenajes. Las necesidades reales de los veteranos, que abarcan educación, vivienda y empleabilidad, no han sido atendidas a fondo. Según el estudio mencionado, estos aspectos son los que más urge atender.

En Antioquia, por ejemplo, residen alrededor de 17.000 veteranos. Ante la falta de acciones concretas del Gobierno Nacional, es importante destacar los esfuerzos locales, donde grupos de veteranos, con apoyo de mandatarios locales, han logrado avanzar en acuerdos y ordenanzas para mitigar estas problemáticas y asignar recursos a este grupo poblacional. En Medellín, por ejemplo, el acuerdo Distrital 005 de 2024, sancionado por el alcalde Federico Gutiérrez, es un paso adelante en esta dirección.

Finalmente, es justo recordar a las familias de aquellos que dieron su vida por un país mejor: sus hijos, madres, esposas, padres y hermanos. A ellos, mi más sincero reconocimiento y solidaridad, pues su sacrificio es invaluable.

Que este día sirva como una invitación a la sociedad y a los gobiernos a reflexionar sobre la deuda histórica que tenemos con nuestros veteranos. Honremos su valor y sacrificio con políticas que realmente promuevan su dignificación e integración en la vida civil. Estos hombres y mujeres, con su amor por Colombia, aún desean servir al país, y su experiencia es un recurso invaluable que los gobiernos deberían aprovechar.

Por: Intendente Jefe ® Carlos Iván Silva Diaz

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