Felipe Lobelo, destacado epidemiólogo colombiano ahora en la Universidad de Emory, asegura que el virus llegó para quedarse. El médico, que fue vocero en español de Barack Obama en la crisis del H1N1, sostiene que la primera ola de la infección durará dos o tres meses.
Luis Carlos Vélez: ¿Qué es y qué hace un epidemiólogo?
Felipe Lobelo: Nos dedicamos a estudiar la dinámica y los determinantes de la salud y el control de enfermedades, tanto infecciosas como no infecciosas. Aunque nos apoyamos en la información obtenida en la interacción individual entre médico y paciente, el enfoque de la disciplina es en grupos poblacionales. Como ciencia, la epidemiología forma parte de la medicina preventiva y la salud pública, ayudando a la intervención de problemas y el diseño de políticas.
L.C.V.: ¿Cuánto tiempo lleva en esta rama de la medicina?
F.L.: Cumpliré 20 años de experiencia académica y profesional. Después de terminar mi entrenamiento como médico, me especialicé en Epidemiología Clínica y luego realicé un Ph. D. en Salud Pública. Mi estancia de posdoctorado la hice en el Servicio de Inteligencia Epidemiológica del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), en Atlanta. Al programa se le conoce como Detectives de Enfermedades. Durante mis ocho años en el CDC trabajé en la pandemia del H1N1 y en otros brotes de enfermedades infecciosas.
L.C.V.: ¿Cómo ve las medidas del presidente Iván Duque?
F.L.: Apropiadas. A pesar de las obvias repercusiones en la rutina social y en la economía de muchas familias, empresas y el país en general, eran medidas necesarias para proteger la integridad de nuestro sistema de salud. Si se acatan, estas normas lograrán disminuir la densidad de movimiento poblacional y salvarán muchas vidas. Desde afuera se aprecia el liderazgo del ministerio y del Instituto Nacional de Salud, y el consenso con los expertos.L.C.V.: Estados Unidos ya superó a Italia en el número de casos. ¿En Colombia estamos actuando más rápido que el país del norte?
F.L.: Sí, y también con un mejor nivel de coordinación del Gobierno central en esta primera fase de mitigación de la epidemia. En contraste, en Estados Unidos solo algunos alcaldes y gobernadores de estados han mostrado ese liderazgo y actuaron; pero en algunos casos ha sido tarde, y esto seguramente será insuficiente para evitar picos de enfermedad, como ya se aprecia en Nueva York.
L.C.V.: ¿Esto hasta cuándo puede durar?
F.L.: Basados en experiencia histórica de brotes de enfermedades respiratorias así como la dinámica en el epicentro inicial en Wuhan, lo que se cree es que, una vez un virus nuevo logra transmisión sostenida en una comunidad, la primera ola de infección es de dos a tres meses. Pero muchos pensamos que este virus, como también lo hizo el H1N1 en 2009, pasará de ser un visitante temporal pandémico a ser residente, es decir, endémico, en todo el mundo y con un componente estacional.
L.C.V.: ¿Hay salida definitiva al coronavirus? ¿Se pueden esquivar de alguna forma sus consecuencias?
F.L.: Sí. La humanidad ha sobrevivido a muchos virus y este no va a ser la excepción, aunque no será fácil ni rápido. Estamos en el minuto cinco de un partido contra un rival que no conocemos bien, pero al que hay que tenerle respeto porque ya ha mostrado que comienza fuerte y puede hacer daño si no se está bien preparado y se sigue la estrategia adecuada. Ahora mismo, todos los colombianos somos parte del equipo y tenemos que defendernos bien como conjunto.
L.C.V.: ¿Qué significa aplanar la curva?
F.L.: Al quedarnos en casa, al mantener la distancia entre personas, al evitar aglomeraciones y practicar medidas de sanidad como el lavado constante de manos y limpieza de superficies, lo que hacemos es disminuir el número de personas que entran en contacto con aquellos que tienen el virus. Un escenario leve sería si en esta primera ola se infecta solo el 5 por ciento de la población y se aplana la curva a 90 días. En tal caso, se pueden esperar cerca de 60.000 hospitalizaciones, de las cuales 16.000 serían en UCI, se requerirían 8.000 respiradores mecánicos y podrían morir 8.000 personas. Si las medidas no funcionan o no se cumplen bien, podríamos ver un 20 por ciento de la población infectada, 280.000 hospitalizaciones, 75.000 en UCI, necesitando 35.000 respiradores y podrían morir 40.000 personas.
L.C.V.: Esas cifras son aterradoras. ¿Me está diciendo que esto de quedarnos en la casa no es para que no nos enfermemos, sino para que no nos enfermemos todos al tiempo y no colapsar el sistema?
“La humanidad ha sobrevivido a muchos virus y este no será la excepción. Aunque no será fácil ni rápido”.
L.C.V.: ¿Qué tan lejos estamos de encontrar un tratamiento?
F.L.: A corto plazo ya se están estudiando más de 50 medicamentos que se usan para otras enfermedades como malaria, hepatitis C o VIH, y ojalá alguno sea efectivo para prevenir o disminuir la gravedad de la enfermedad. Esto solo se conocerá con certeza en unos dos o tres meses. Paralelamente, hay esfuerzos para desarrollar drogas específicas diseñadas contra el SARS-CoV-2, tanto antivirales como plasma de pacientes convalecientes, pero esto tomará más tiempo, seis a nueve meses como mínimo.
L.C.V.: ¿Qué tan lejos estamos de encontrar una vacuna?
F.L.: Tanto en Europa como en mi hospital de la Universidad de Emory ya se dieron las primeras dosis de prototipos de vacunas para estudiar su seguridad y efectividad. Aunque para coronavirus anteriores como el SARS o MERS no se han logrado vacunas, esperamos que esta vez se consigan, pero no existe 100 por ciento de garantía. Es un proceso largo que como mínimo puede demorar 18 meses para tener billones de dosis disponibles.L.C.V.: Mucho se ha dicho de la forma de propagación. ¿El virus se pega en el aire?
F.L.: La principal vía de contagio es al estar cerca, menos de 2 metros, con otra persona infectada por un periodo de varios minutos. Esto aumenta la posibilidad de estar en contacto con gotas de saliva que salen al hablar, toser, estornudar, etcétera. Ahora bien, un estudio reciente mostró que el virus puede quedar suspendido en el aire hasta por 3 horas en condiciones de laboratorio al pasarlo por un método de aire a presión. Aunque es técnicamente factible, no se ha demostrado que haya transmisión de este virus por aire.
L.C.V.: ¿Esto se lo inventaron los chinos?
F.L.: La secuencia genética del virus se completó rápido en enero y se encontró evidencia de su origen en animales, posiblemente, murciélagos. No hay evidencia de que el virus haya sido manipulado o desarrollado en laboratorio. Un grupo de 27 científicos prominentes de salud pública fuera de China publicó en febrero en The Lancet, una de las revistas médicas más antiguas y prestigiosas, un duro comentario enfatizando estos hechos y los peligros de teorías de conspiración en un tema tan delicado para la salud global.
L.C.V.: ¿La próxima pandemia será más dura?
F.L.: En las últimas dos décadas hemos visto emerger tres nuevos coronavirus que han causado brotes importantes, provocando consternación en la salud global: MERS, SARS y ahora la pandemia de SARS-CoV-2. Hace diez años tuvimos la pandemia de influenza H1N1. Hace cinco años, el último brote fuerte de ébola, y hace poco, zika. El cambio climático, la polución, la deforestación y otros factores han hecho que los humanos desalojemos animales de su hábitat natural y que haya más oportunidades para que virus presentes en diferentes especies de animales se recombinen, muten y, eventualmente, logren infectarnos y causarnos enfermedades graves.
L.C.V.: ¿Cómo cambiará esto nuestras vidas?
F.L.: Más allá de los cambios temporales en nuestras rutinas sociales y de movimiento, es claro que este es un momento para reflexionar a todo nivel. Enfrentar nuestra mortalidad nos hace ser más humildes y apreciar lo que es verdaderamente valioso. El hecho de que como especie dominamos el planeta, pero no lo hacemos de manera equitativa o sostenible, contribuye de manera directa a eventos que amenazan la salud global y que cuestan vidas. Vendrán nuevas pandemias de enfermedades infecciosas y hay que estar mejor preparados.
L.C.V.: ¿Este es un virus que puede ir y volver? ¿Debemos prepararnos para más cuarentenas y medidas como las que hemos visto, en el futuro?
F.L.: Una vez se confirme que el número de contagios, hospitalizaciones y muertes baje, y no antes, se podrán relajar paulatinamente las medidas de cierre y distanciamiento. Pero esto es un baile, un proceso dinámico y, cuando eso suceda, se espera que la tasa de infección vuelva a aumentar, como ya se está empezando a ver en China y Corea del Sur. El virus es el que determinará los tiempos, aunque el resultado depende de todos nosotros, de nuestras acciones como individuos y las del Gobierno y nuestro sistema de salud pública.