Podemos hacerlo controlando el problema de salud pública del covid-19. Estamos a tiempo de cambiar nuestra estrategia ya que no estamos atacando la raíz del problema: hay que contener el virus, no a las personas. Nuestra responsabilidad central es no contagiar a otros.
Hace algunas semanas leí un texto que me hizo reír bastante, a pesar de la preocupación que todos los días me embarga por lo que ahora enfrentamos. Con sarcasmo un autor hablaba de las personas que en los últimos meses se han graduado en epidemiologia, virología, salud pública y similares desde la “Universidad de Twitter”. Reconozco que seguro soy uno de ellos. Sin embargo, lo que propongo en este escrito lo hago desde lo que he trabajado durante muchos años en innovación.
Cuando uno tiene un problema, una realidad que quiere cambiar, busca nuevas formas de ver las cosas y propone alternativas que deben ser puestas en marcha y probar que en realidad si generan nuevo valor, que crean una mejor realidad. Para ello se utilizan muchas metodologías, pero en general se trae a la mesa los expertos de cada área relacionada, se intercambian sus saberes en varios ciclos de ida y vuelta, se confrontan, se articulan y se producen prototipos de las nuevas soluciones posibles. Luego se prueban en la realidad y se verifican sus resultados. Se itera el proceso si no se obtiene lo esperado.
Uno de los privilegios de trabajar en una entidad como Ruta N, es la posibilidad de acceder a todo ese conocimiento avanzado, del estado del arte en el mundo, casi en forma directa con muchas personas y entidades, mediante una red que ha tejido el ecosistema de la ciudad en los últimos 15 años, con todos esos expertos muy avanzados en muchas de las disciplinas científicas y tecnológicas relacionadas.
Una de las cosas aprendidas desde algunos de esos expertos, es que en todo sistema que sufra de contaminación; de cualquier tipo, las mejores prácticas siempre dictan que la estrategia adecuada es contener todo en la fuente, para no tener que eliminar todas sus consecuencias en infinidad de lugares difuminados como destino.
Sigo aun sin entender porque toda la estrategia en Colombia y en general en occidente se basa en lo contrario, a pesar de los terribles resultados conseguimos día a día: intentar limpiar, eliminar, bloquear el virus en cuanta parte llega, en vez de evitar que salga de nuestros cuerpos, no suena muy apropiado, en vez de buscar una forma que funcione desde contener en la fuente, inclusive a pesar de que esas personas no conozcan que estén o no infectadas.
Es importante recordar que toda estrategia de contención total o parcial de la población, única o periódica, no resuelve el problema, solo lo retrasa. La usamos solo para prepararnos mejor y evitar que en el futuro sea desbordada la capacidad máxima de nuestro sistema de salud. Adicionalmente ello conlleva efectos terribles para la economía y afecta de manera dramática a muchas personas1 y a los empleos formales e informales.
Como no hay aún solución definitiva a los efectos del virus (vacuna, tratamiento, medicamento), se crea con el aislamiento total otro problema: retrasamos la posibilidad de que la mayoría de nosotros cree defensas adecuadas para el virus y que podamos obtener una solución posterior desde la inmunidad de grupo. En resumen, cambiemos de idea: la meta no es no contagiarse, es hacerlo despacio. Nuestro problema es de velocidad.
La propuesta
Como todo el mundo se aburre rápido de leer estos temas técnicos, y es muy importante no perderlo a usted que ya llego hasta aquí: voy a relatar de una vez el resumen de la propuesta obtenida desde el análisis de los procesos de innovación y que parece ser lo único que hasta ahora permite abrir la economía el 27 de abril, atacando la raíz del problema: la transmisión del virus:
Arrancar el confinamiento flexible mediante este cambio esencial: volver obligatorio por los próximos meses la utilización de Tapabocas y Caretas Plásticas por todos los ciudadanos de cualquier edad, aun al interior de sus viviendas, para reducir la trasmisión del virus desde personas sanas asintomáticas. Crear los mecanismos para que la gran mayoría de los tapabocas puedan ser de grado médico. Difundir su uso. Comprometer al sector productivo en la fabricación paulatina pero masiva de ambos elementos a lo largo y ancho del país, lo que de paso puede generar nuevas actividades económicas. Hacer su uso obligatorio en los sitios de trabajo y en los sistemas masivos de transporte. Permitir que personas de bajos recursos, o quienes no tengan acceso a tapabocas especialmente construidos, puedan temporalmente hacer uso de tapabocas y caretas artesanales, mientras se logra que también ellos tengan acceso a los tapabocas de grado médico.
Si claro, nada de lo que ya venimos haciendo se debe detener. Todas esas acciones son muy importantes como complementos a esa estrategia central. Lavarse las manos bien y de manera constante, mantener distancia física cuando sea posible, hacer muchas pruebas diagnósticas apropiadas, verificar síntomas como aumento de temperatura corporal y que esas personas se aíslen cuando los presenten, mantener aisladas; y por el mayor tiempo posible, a las personas vulnerables, incrementar tele-trabajo donde sea factible, tener aplicaciones móviles para seguir a las personas infectadas y conocer electrónicamente los contactos de quienes estuvieron cerca de ellos para realizar luego cercos epidemiológicos adecuados, etc. etc. etc.
Ya sabemos que con este virus covid -19, el 100 por ciento de las personas podemos adquirirlo y trasportarlo a superficies, objetos u otras personas, pero solo un 1 por ciento al 3 por ciento2de la población probablemente va a enfermar gravemente y/o a fallecer. Por ello el 100 por ciento de las personas; en lo posible, deben poner en marcha un mecanismo que evite estadísticamente3 que las secreciones salgan desde su cuerpo y lleguen hacia las superficies cercanas, hacia otras personas en nuestras inmediaciones y/o nuestros objetos de uso personal.
Esta propuesta tiene la virtud adicional de permitir, con mucho menos peligro, que el radio efectivo de cercanía entre personas pueda ser reducido temporalmente en algunas situaciones y que en promedio sean muchas menos las infecciones en espacios públicos que inevitablemente generan algunas aglomeraciones. Eso haría posible que el sistema de transporte masivo de las ciudades pueda ser reactivado de forma más segura.
La raíz del problema
La velocidad del contagio es en realidad esta nuestra dificultad. Técnicamente el denominado número de reproducción básico de un virus, el cual sé designa con la variable R0. Esa cantidad mide cuantas personas en promedio4, una persona contagia al interior de una población no inmune y susceptible.
Cuando la pandemia del Covid se inició en China y luego se propago a Europa y EUA, R0 pudo tener valores entre 3 y 6 o inclusive superiores5 (significa ello que una persona en promedio contagió entre 3 y 6 personas).
R0 es el resultado de la multiplicación de 4 factores (The Rules of Contagion. Adam Kucharski. 2020):
D. Duración: Número de días que la persona enferma puede infectar a otros.
O. Oportunidad: Que tan frecuente una persona infectada se reúne con personas sanas.
T. Probabilidad de Transmisión: Cual es la probabilidad de que una persona ya infectada, contagie a una persona sana en cada interacción.
S. Susceptibilidad. Según como usted vive, sus enfermedades previas o condición genética, que tan propenso es usted a ser contagiado.
Es claro que la multiplicación de esos cuatro factores le permite a los expertos calcular el número de reproducción básico del virus : R0=D.O.T.S
El factor D no es modificable hasta ahora. El factor O se cambia algo mediante la voluntad de las personas de mantener separación física, pero es esencialmente modificable mediante confinamientos de toda la población como el que estamos viviendo. Sin embargo, ese mismo punto es el que afecta de manera inversa y de forma terrible la economía.
El factor S intrínsecamente no se puede cambiar de manera fácil en las personas (solo si ya fueron inmunizadas), pero puede disminuirse también con algunas medidas de protección externas.
Se sabe que para detener la epidemia R0 debe ser inferior a 1.
Como se puede ver, solo atacando de manera agresiva el valor de T y un poco el de S, se puede reducir lo suficiente a R0 y no tener un confinamiento total de la población, arrancar de nuevo y mantener abierta la economía (sin disminuir mucho a O).
Yo sé que todos los días nos han dicho; hasta el cansancio, que si hacemos más pruebas de contagio del virus que las que han hecho muchos países, podemos lograrlo. ¿Sera que sí? A la luz de lo anterior no se ve muy claro. Sin duda saber que alguien da positivo y aislarlo inmediatamente de forma total es muy útil, pero las pruebas no podemos hacerlas a todos los habitantes del país y repetirlas en todo momento, y menos manejar los costos y la logística de ello.
Puedes hacer millones de pruebas, pero T y S no se van a variar significativamente. Tener todos la boca y la nariz tapada, sí que los modifica y evita que el virus se disperse. Ello funciona bien, sea o no la persona asintomática, y sin importar cuando ella sea consciente de cuando iniciaron sus síntomas.
Si se logra qué de cada dos interacciones con una persona infectada, solo la mitad de las veces exista trasmisión del virus, el valor de T se reduce a la mitad. Si de cada 10 contactos solo se infecta a una persona, ya T será solo una décima parte. No es descabellado lograr que solo uno de cada 100 contactos transmita el virus, si la gente usa siempre tapabocas & careta y se lava de manera regular sus manos, a pesar de reducir algunas veces su distancia física. Por ejemplo cuando va y vuelve en el sistema masivo de transporte y cuando asiste a un restaurante en la hora del almuerzo (lo menos posible por día).
El problema de las pruebas y los sistemas de datos
Las pruebas diagnósticas de Covid, demuestran en el instante de la toma de su muestra, quien no tiene el virus, pero no pueden evitar que solo segundos o minutos después, esa misma persona pueda estar ya contagiada (por ejemplo, al tocar una superficie donde se realizó la prueba diagnóstica).
Las pruebas diagnósticas son vitales para tratar a las personas contagiadas en el sistema de salud, para aislar preventivamente a quien da positivo, y son claves para habilitar el ingreso de personas por fronteras externas e internas del país (poblados sin tener aún el primer contagio), así como en aeropuertos.
También son imprescindibles, en número suficiente, para saber en realidad nuestra estrategia de país como va y tomar las decisiones más adecuadas por nuestros dirigentes. Ayudan a ingresar a la economía ciudadanos que pueden con ellas probar su inmunidad adquirida, pero no son efectivas para lograr que reactivemos toda la economía sin tener que volver demasiado rápido hacia un nuevo confinamiento total.
Algo exactamente igual sucede con las aplicaciones de seguimiento de las personas en nuestros teléfonos móviles, así como con todas las soluciones con inteligencia artificial, analítica y similares. Todas las necesitamos y son un gran complemento para avanzar. Sin embargo estas últimas llevan también hacia una enrome discusión sobre los riesgos en la privacidad de los ciudadanos. No solucionan el problema de raíz y nos meten en unas discusiones en las que francamente ahora no deberíamos estar, cuando toda la energía y recursos deberían estar centrados en solucionar el tremendo lio en el que estamos metidos.
Cuantas veces nos tocamos la cara
Como ya se ha explicado, un material simple de tapabocas, reutilizable y lavable, más la adición de una careta facial simple de acetato cumplirá muy bien la función de mantener en cuarentena al virus en el interior de nuestro cuerpo, en la mayoría de situaciones. Ello en combinación con una rutina de lavado permanente de las manos, reducirá de manera significativa la tasa de trasmisión del virus. Veamos la razón de ello.
¿Por dónde ingresa el virus a una persona? La casi totalidad de contagios ingresan por la denominada área T de nuestra cara. Se estima7, de forma preliminar, que una persona en promedio se toca su cara 23 veces por hora. Sin controlar ese factor, la batalla está perdida. El uso continuo de la careta también logra evitar todos esos contactos.
Si la persona ya está infectada, el tapabocas es una primera línea que detiene la expulsión explosiva de secreciones, la careta es desde su cara interior una segunda línea de contención. La careta desde su cara exterior evita también tocarse involuntariamente la cara y llevar esas secreciones contagiadas a su mano, y luego desde ella a superficies y otras personas.
De otro lado si la persona no está infectada y sus manos entran en contacto externo con el virus, la careta evita el contacto con la cara y el contagio de la persona, manteniendo la protección hasta el próximo ciclo de lavado de manos. Cualquier aerosol contaminado que no pueda detener la careta, podrá ser disminuido y probablemente eliminado por el tapabocas6.
Finamente la comunidad científica está de acuerdo que las probabilidades de caer enfermo después del contagio, aumentan según el tamaño de la carga viral a la que estas expuesto. Sin duda con esta propuesta, quien se contagie lo hará con menor carga viral posible en la mayoría de los casos.
Porque no lo estamos haciendo
Quiero ser sincero y advertir también al lector que me he cuestionado la resistencia a esta idea de algunas personas cuando la he compartido. ¡Me incluyo, inicialmente!
Tenemos dos personas en el equipo de Ruta n que son originarias de dos países de Asia. Ellas se sorprendieron mucho que no usáramos tapabocas todas las personas desde antes de marzo y empezaron ellas a usarlos a pesar de nuestro escepticismo. Todos estábamos muy seguros de lo que nos recomendaba la OMS y pensamos, ahh eso son otras culturas. Que equivocados hemos estado, craso error.
De todos los que rechazan esta posibilidad, después de explicárselas, no he podido encontrar alguno de ellos que me entregue una razón concreta de porque esta opción no funcionaría, el porque no se puede probar y ver si puede ser la base de la estrategia central que apliquemos.
Algunos me dicen que no tenemos la cultura de Asia para lograrlo. ¿Será más fácil tener millones de pruebas y aplicaciones móviles en todos los ciudadanos en 15 días, que dar ejemplo desde los líderes y aprender a usar bien esos elementos tan simples? Si no adquirimos ese rasgo cultural rápidamente cuando enfrentamos una pandemia de esta magnitud, ¿cuándo lo vamos a lograr?, ¿con la segunda o la tercera epidemia que tengamos en el futuro?
Igual tengo mi mente dispuesta a aprender de alguien que pueda enseñarme porque no funcionaria. Mientras eso sucede, por favor supongamos que en efecto no funcione, la pregunta sería: ¿que perdemos si intentamos algo nuevo al menos?
No se puede entender como haciendo más de lo mismo, que ya vemos que no está funcionando bien en la mayor parte del mundo, vamos a obtener en nuestro país algo distinto.
Propongo algo simple: Si no podemos hacerlo de una vez para todo el país, realicemos una prueba piloto en unas ciudades de Colombia y comparamos el resultado.
Para finalizar quiero compartirles algo: creo muy acertado aquel que describió la economía de un país con una bicicleta múltiple en la que cada ciudadano tiene su asiento y su forma de ayudar a impulsarla con su propio juego de pedales.
Si se detienen y dejan de pedalear tantas personas que la bicicleta ya no pueda avanzar, así fuera lentamente, ella se caerá y será muy difícil y doloroso lograr poner nuevamente de acuerdo a millones de personas en cómo y cuándo volver levantar la bicicleta y pedalear al unísono para que ella avance y se mantenga en equilibro.
De ahí la importancia de este momento, para volver a tomar impulso antes de que se detenga del todo la economía, ganar tiempo en los negocios, prepáralos adecuadamente para posibles nuevos confinamientos de las personas, así como hicimos en primera instancia con la sociedad y el sistema de salud.
Solo quiero recordar al lector que en 15 días que tenemos disponibles la única medida factible de implementar de manera masiva, que solo requiere voluntad de los lideres públicos y privados para ponerla totalmente en marcha, es justamente la única que puede en realidad funcionar y permitir que la economía reinicie sin nuevos confinamientos totales y se mantenga así por varios meses.
Esta propuesta tiene la gran virtud de permitir que cada ciudadano sienta que puede aportar, que tiene la solución en sus manos, si es correctamente inspirado y vinculado.Por Elkin Echeverri García
Nota: Lo que se propone en este escrito es solo de responsabilidad del autor.