Expertos en el mundo dicen que Colombia llega al pico en pocos días: para Minsalud falta un mes.
Entre quienes miran con ligereza la pandemia del covid-19 está de moda decir que al Gobierno se le fue la mano con la cuarentena. Aseguran que, como el virus igual golpea a todos los países, da lo mismo aplicar medidas de confinamiento que no hacerlo y que, al aplicarlas, se suma un grave deterioro económico.
Del daño en la economía y, sobre todo, en el empleo no existe duda. Cifras que recopilé esta semana hablan de una caída de más del 11 % en el consumo de energía en lo que va de mayo (un fuerte freno en la actividad económica) y de un desempleo por encima del 18 %. Pero, aun así, basta una mirada a países comparables con Colombia, que demoraron el confinamiento o se negaron a aplicarlo, para comprender que resultaba suicida brincarse la cuarentena.
En Brasil, Jair Bolsonaro –cuya ignorancia lo hace más prepotente– optó por negar la pandemia tal como niega la destrucción de la selva amazónica, y sabotear las medidas que restringen la salida de la gente a la calle, aplicadas por algunos gobernadores mucho más sensatos que él. Unos 315.000 contagios y, aún peor, más de 20.000 muertos es, por ahora, el saldo de tan criminal desatino: 95 decesos por cada millón de habitantes, siete veces más que en Colombia.
En el otro extremo ideológico está Andrés López Obrador, el mandatario mexicano que tardó semanas en imponer la cuarentena y mezcla su populismo de izquierda con arranques machistas: alertado por el aumento de pedidos de auxilio de mujeres maltratadas en el confinamiento, aseguró al desgaire que muchas de esas llamadas eran falsas. Su tardanza en adoptar medidas contra la pandemia mientras presidía actos multitudinarios, abrazaba partidarios y besaba niños la ha pagado México muy caro: 60.000 casos y 7.000 muertes, 55 decesos por millón de habitantes, 4 y media veces más que Colombia.
Tanto en México como en Brasil –donde igual la economía está apaleada–, el sistema hospitalario bordea el colapso. En Colombia, a pesar del alza en el número de contagiados, solo está hospitalizado el 5 % y en cuidados intensivos, el 0,9 %. Nueve de cada 10 camas UCI previstas para la pandemia aún están disponibles. Los anticuarentena ponen de ejemplo a Suecia, el país que –dicen– logró pasar con éxito la crisis sin acudir al confinamiento. Suman allá 33.000 casos y casi 4.000 muertos: 390 decesos por millón de habitantes, ¡27 veces más que Colombia! ¿Cuál éxito? Eso para no hablar de Donald Trump y Boris Johnson, dos populistas que no se tomaron en serio la pandemia y tienen a Estados Unidos y el Reino Unido a la cabeza de la lista de muertes por coronavirus en el planeta.
Pero que la cuarentena haya sido la medida correcta no justifica prolongarla más de la cuenta. Ha hecho bien el Gobierno en ir soltando sectores como la construcción –gran generador de empleo–, pero es importante que calcule bien en qué momento liberar mucho más. El prestigioso laboratorio de Los Álamos, en Nuevo México, y la Universidad de Ginebra, en Suiza, entre otros centros de investigación que siguen la pandemia país por país con elaborados modelos matemáticos, apuntan a que, en Colombia, estamos a muy pocos días del pico.
Para el Ministerio de Salud, aún falta un mes. Esas cuatro semanas de distancia pueden ser la diferencia entre que la economía y el empleo sufran un durísimo pero no demasiado prolongado golpe y que se nos venga encima una catástrofe de la que tardemos años en recuperarnos. Aunque cualquier desmonte debe ser gradual, pasar todo junio en estricta cuarentena significa agregarle casi un 50 % más de tiempo a la parálisis, y eso cuesta miles y miles de empleos. El Gobierno debe afinar muy bien sus proyecciones y compararlas con las que hacen en el exterior, para acertar y no pasarse de la raya.
Por: MAURICIO VARGAS – El Tiempo