Investigadores alemanes reconstruyeron paso a paso la cadena de los primeros contagios registrados en el país y la publicaron en The Lancet. Uno de los casos más curiosos de contagio ocurrió cuando el “paciente cuatro”, asintomático, le pasó el salero a alguien que se encontraba de espaldas a él, infectándolo y convirtiéndolo en el “paciente cinco”.
Un brote en Baviera, Alemania, que comenzó a finales de enero, permitió que varios investigadores estudiaran uno a uno los eventos de transmisión y el periodo de incubación de la cadena de los primeros contagios registrados en el país. La “Paciente cero” era una ciudadana china que visitó Alemania por razones laborales. Tras su visita se registraron 16 casos, a menudo con síntomas leves, en cuatro generaciones de transmisión. Fueron cuatro mujeres y 12 hombres.
La “Paciente cero” aterrizó en Múnich, Alemania, el domingo 19 de enero, procedente de Shangai, para atender una serie de reuniones en las instalaciones de Webasto, empresa de componentes de automóvil para la que trabajaba en China. Antes de viajar, había recibido la visita de sus padres que residían en Wuhan, lugar donde se estima que surgió el nuevo coronavirus (Sars-CoV-2). Al llegar a Europa, la paciente estaba contagiada pero no lo sabía y, hasta entonces, no presentaba síntomas claros. Solo un poco de fatiga que se la atribuyó al jet-Lag.
Después de dos días de reuniones, tomó un vuelo de vuelta a China el 22 de enero en la noche, y fue entonces cuando notó que algo no estaba bien. El 25 de enero fue al médico, el 26 recibió el resultado positivo para el nuevo coronavirus, y el 27 fue hospitalizada. Apenas se enteró de su contagio, la paciente cero envió un correo electrónico a la empresa en Alemania informando la situación y con el listado de personas con las que había estado en contacto durante su visita a Alemania.
“Lo primero que hicimos fue informar a toda la empresa”, asegura Nadine Schian, vicepresidenta y jefa de comunicación de Webasto, en declaraciones con El País. Posteriormente, los empleados que habían estado durante más de 15 minutos cara a cara con la “Paciente cero” hicieron su propia lista de contactos. También se contactó al taxista que había trasladado a la ciudadana china durante su estadía y la empresa decidió publicar una entrevista en un periódico para que todos los que hubieran podido estar en contacto con ella se enteraran y se reportaran.
Ese mismo 27 de enero, cuando la empresa recibió el correo electrónico, se confirmó el primer caso positivo en los empleados. En total, fueron 10 los empleados de Webasto en Alemania que resultaron contagiados.
La cadena de contagios
El seguimiento hecho por los investigadores reveló que el “Paciente 1”, un empleado de Webasto, de 33 años, se sentó al lado de la “Paciente cero” en una reunión de una hora el 20 de enero, en una sala de 12 metros cuadrados. Al día siguiente tuvo otro pequeño encuentro con la ciudadana China, y el 23 de enero sintió dolor de garganta. Durante el fin de semana siguiente sintió síntomas de gripa leves, algo de tos, y temperatura de 39°. Pero el lunes siguiente se sintió lo suficientemente bien para ir a trabajar. Al llegar, vio en el portal de la empresa las noticias y su jefe le envió a casa. Ese mismo día su resultado dio positivo. El martes, la empresa decidió cerrar sus puertas y desinfectar las instalaciones donde trabajaban cerca de 1.200 personas.
El “Paciente tres” tampoco tuvo contacto directo con la “Paciente cero”, pero trabajó al lado del Paciente 1 el 24 de enero por un corto periodo de tiempo. Al día siguiente, el 25 de enero, el “Paciente tres” tuvo una reunión privada con el “Paciente 12”, quien estuvo sentado al lado suyo aproximadamente por 90 minutos. Después pasaron el resto de la tarde en la casa del “Paciente 3”, junto con la esposa del paciente 3, que no dio positivo durante el seguimiento.
El paciente 12 viajó a España de vacaciones tres días después (en enero 28). Una vez las autoridades españolas fueron informadas, el paciente 12 fue aislado en un hospital y el 30 de enero fue diagnosticado con COVID-19, informa el artículo científico.
El Paciente 4 tuvo contacto directo con la Paciente 0 en enero 20, 21 y 22. Y reportó algunos síntomas de congestión en enero 24. Fue aislado en enero 28.
Establecer el contacto del Paciente 5 fue uno de los más complejos, pues el Paciente 5 no se encontró nunca con la Paciente 0 directamente, pero sí con el paciente 4 en enero 22. “Su único encuentro fue en una visita al restaurante de la empresa, donde sentados espalda contra espalda, el paciente 5 se voltea hacia el Paciente 4 para pedirle el salero de su mesa. El encuentro fue dos días antes de que el Paciente 4 empezara a mostrar síntomas. Sin embargo, este contagio presintomático está fuertemente soportado por el análisis de las secuencias del virus, por lo que los investigadores concluyeron que el episodio del salero pudo producir la transmisión.
El paciente 5 también contagió a tres miembros (de cuatro) en su familia: Pacientes 11, 6 y 9. Todos fueron hospitalizados juntos en una habitación del hospital cuando el paciente 5 se confirmó positivo.
Los contagios restantes fueron de personas que estuvieron en contacto con la Paciente 0, el 1, el 2 y el 5, y que habían participado en reuniones, durante más de 15 minutos, a una distancia cercana.
Una respuesta rápida
Las autoridades alemanas decidieron, desde el primer día, que las personas consideradas con alto riesgo de contagio -es decir, esas que habían estado en presencia de algunos de los infectados durante 15 minutos- debían permanecer en cuarentena 14 días en sus casas. Con un control diario de sus estados de salud, y con pruebas al principio y al final de la cuarentena pudieron identificar los casos positivos, hospitalizarlos y aislarlos. Solo en dos semanas se hicieron 240 pruebas de PCR.
“Gracias a haber hecho pruebas diagnósticas a todos aquellos que tuvieron contactos de alto riesgo con los pacientes confirmados, además de a personas de bajo riesgo con síntomas, pudimos detectar y hacer el seguimiento de personas son síntomas muy leves, que probablemente no hubieran sido detectados de otra manera”, indicaron los investigadores en el estudio.
Así fue como el primer foco alemán de la epidemia se controló. Según la investigación, dos de los 16 infectados desarrollaron neumonía, pero la superaron, y todos se encuentran ya curados.
Otros hallazgos:
Según la investigación, el periodo de incubación promedio fue de 4 días. También, los expertos aseguraron que era probable que los eventos de transmisión hayan ocurrido presintomáticamente en un caso y, posiblemente, en cinco casos más. En el día de inicio de los síntomas se estima que hubo transmisión en cuatro casos y, posiblemente, en cinco más. El resto de contagios se dieron después del día de inicio de los síntomas, o siguen siendo de origen desconocido.
“Aunque los pacientes en nuestro estudio presentaron síntomas predominantemente leves y no específicos, la infecciosidad antes o el día de inicio de los síntomas fue sustancial. Además, el periodo de incubación fue a menudo muy corto y se produjeron pruebas falsas negativas. Estos resultados sugieren que, aunque el brote fue controlado, la contención exitosa a largo plazo y global del COVID-19 podría ser difícil de lograr”, concluyeron los investigadores.
A principios de mayo, cuando concluyó la investigación recientemente publicada, los investigadores aseguraron que seguía sin detectarse ningún caso asociado con el brote inicial. Esto sugiere, indican, que las medidas de contención funcionaron.
El estudio fue realizado por Merle Böhmer de la oficina de Salud de Baviera, Udo Buchholz del Instituto Robert Koch y Christian Drosten, el célebre virólogo de la Charité de Berlín entre otros.
Redaccion Vivir El Epectador