Los geriátricos de Medellín no cumplen con las normas sanitarias
Jesús Orlando Muñoz, de 75 años, llegó a La Colonia Belencito hace ocho años. En ese lugar de larga estancia para adultos mayores —a cargo del Municipio— encontró comida, dormida, baño, médicos y atención. Su fortuna, sin embargo, no se repite en todos los casos.
De los 184 geriátricos que cuentan con concepto sanitario de la Secretaría de Salud de Medellín —en su mayoría privados—, solo cuatro figuran como favorables. El parte, según una alerta compartida por la Personería, es dramático. Con corte al 16 de diciembre, solo el 2 % de estos lugares cumplían con todos los requisitos necesarios para su operación. De los 180 restantes, 112 (61 %) figuraban como favorables condicionados, es decir, que cumplen pero tienen recomendaciones de mejora, y 68 (37 %) como desfavorables. Estos últimos tienen medidas sanitarias de clausura total o parcial, cuestión que implica un riesgo inminente para sus usuarios.
Laureles-Estadio y La Candelaria, con 14 centros cada una, encabezan la lista de comunas con lugares bajo este dictamen. Controles inadecuados de plagas (cucarachas y roedores), deterioro de la infraestructura, falta de personal idóneo e insuficiencia en servicios sanitarios se cuentan entre los males que aquejan a estos lugares. “Seguimos encontrando instituciones que han sido clausuradas y todavía prestan sus servicios al público, situación irregular que a todas luces transgrede las garantías fundamentales de los usuarios”, expresa la Personería sobre este particular, alertando, a su paso, que la informalidad del sector es del 47 %.
¿Por qué preocupa?
Jesús Orlando cuenta que, desde que llegó a La Colonia, su mejoría ha sido notable. Dice, convencido, que los cuidados que allí recibe son propios para una persona de su edad. Después de dormir 16 años en las calles, ahora se toma con tranquilidad su tinto, juega parqués y dominó, y no se pierde las noticias. Este parte es ideal, según Berena Torres Marín, profesora de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Antioquia y quien lleva 15 años trabajando con adultos mayores, más cuando esta población va en escalada en Medellín.
En 2020, la cifra de personas mayores de 65 años se acercaba a las 265.000. Lo anterior se debe, según la experta, a que el perfil de las familias está cambiando. Estas eran más grandes y había más personas en casa dispuestas a cuidar de los mayores. “Ahora tenemos muchas personas mayores viviendo solas o que, de alguna forma, la familia no se puede hacer cargo de ellas”. Ello ha disparado la apertura de geriátricos. Con base en cifras de la Cámara de Comercio de Medellín, en 2020 creció 63 % la oferta de estos centros en comparación con 2019, con 31 establecimientos nuevos.
A corte de septiembre de este año, eran 15 los centros recién constituidos. Dice Torres que este crecimiento vertiginoso ha dado pie para que buena parte de los centros evadan requisitos. “Ellos contratan personal para que los habiliten, pero luego lo despiden y vinculan gente que no es idónea para tratar a esta población”. A esto se suma, según la agencia del Ministerio Público, la falta de identificación de los establecimientos en sus fachadas, cuestión que dificulta su ubicación y seguimiento.
Hay vacíos
Para Torres, un despacho como la Secretaría de Salud no cuenta con el músculo suficiente para hacerle frente a estas prácticas. Aunque se han implementado acciones para mejorar su vigilancia, esta asevera que no ha sido suficiente. Además, agrega la Personería, la competencia de la dependencia es limitada respecto al cierre total de los establecimientos. Lo que sucede, detalla Torres, es que en estos retiran los letreros de sellado o cambian de sedes y continúan operando. Con este panorama afloran dos problemas: uno tiene que ver con la falta de personal para vigilar los lugares que prestan servicios a personas mayores; y otro se relaciona con la imposibilidad de cerrarlos, porque, detalla Torres, no hay para dónde llevarlos. Si bien La Colonia se destaca por su servicio de calidad, son pocos los centros de larga estancia con los que cuenta la ciudad, sostiene la Personería. Aunque este diario consultó por dicha oferta, la Secretaría de Inclusión Social no compartió detalles previo al cierre de esta edición. Lo que piden desde la agencia del Ministerio Público es ampliar la cobertura institucional para esta población y promulgar campañas para proteger sus derechos. El seguimiento de las familias también puede servir de veeduría. La idea, expresa Jesús Orlando, es llegar a la vejez, y vivirla, de forma digna.