Según la funcionaria -en declaraciones ante medios de comunicación-, la reunión “fue polémica”. Añadió: “Estas reuniones se establecieron para que duraran media hora, pero la de Colombia fue de aproximadamente hora y media en que él (Petro) criticó a nuestro gobierno por ahí media hora”. En su concepto, el presidente Petro dijo que el Gobierno norteamericano está malinterpretando a los miembros de la organización terrorista “Tren de Aragua”, pues sus integrantes, “solo eran personas necesitadas de amor y más comprensión” y algunos de ellos “son sus amigos”.
Expresó: “Nosotros nunca legalizaremos las drogas en nuestro país. Miembros de cárteles, si son sus amigos, los vamos a matar. El presidente Trump va contra estos peligrosos criminales y habrá consecuencias’.
El presidente colombiano rectificó a la funcionaria; dijo haber sido mal interpretado, quizá por mala traducción, pues no habla inglés. Dijo no conocer, y menos ser amigo de los delincuentes que componen el grupo terrorista. Públicamente manifestó, sin embargo, que contra ellos no debe ser usada la violencia porque responderán con violencia, y que requieren ser tratados “con amor”.
Con el debido respeto, varias equivocaciones de lado y lado:
-El manejo de las relaciones exteriores exige diplomacia y mucha seguridad en lo que se afirma y responde. No es aconsejable la improvisación, ni llegar a la reunión sin conocer cuáles serán los puntos por tratar o los interrogantes que se habrán de responder. Respuestas directas, concisas y claras, que eviten confusiones, tergiversaciones o dificultades de entendimiento. No se trata de discursos, ni de largas intervenciones, pues, como decían nuestras abuelas, “el que mucho habla mucho yerra”.
Estas sencillas pautas de la diplomacia han sido ignoradas, tanto en Bogotá, por parte de nuestro presidente, como en Washington, el 28 de febrero de este año, cuando Donald Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, recibieron la visita del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
-Sobre el malentendido, la señora Noem y el presidente colombiano han debido usar canales diplomáticos, no los medios de comunicación ni las redes sociales.
-Está equivocada la secretaria de Seguridad estadounidense cuando afirma que lo correcto sería matar, sin más ni más, a los sindicados de terrorismo. En Estados Unidos también rigen los principios constitucionales de respeto a la vida, debido proceso, presunción de inocencia y derecho a la defensa y a la prueba. La pena de muerte es extraordinaria, no cabe en todos los estados norteamericanos y requiere sentencia judicial, no dictamen presidencial o administrativo. Otra cosa es el enfrentamiento en el campo propiamente militar.
-Está equivocado también el presidente Petro. Los sindicados de haber cometido delitos -en especial, si son tan graves como el terrorismo- no deben ser tratados “con amor” sino combatidos, a nombre de la legalidad y por el bien de la sociedad. Se les respetan sus derechos fundamentales, pero deben ser sometidos a proceso penal ante los jueces. Y, al momento de ejercer o preparar actos terroristas, deben ser enfrentados con toda decisión por la Fuerza Pública