El morro de Moravia se termina de poblar sin control alguno

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En Moravia es evidente que la ocupación ilegal no cesa. Se cuentan más de 40 casas nuevas o en construcción y no hay control de las autoridades.

Al final, la pelea la ganó el cemento. A plena luz del día, ante la mirada de todos, camiones y motocargueros se estacionan a la orilla de la vía. Entonces aparecen unos hombres que, desde la acera, ayudan a descargar bultos de cemento, varillas de hierro y madera. A nadie parece desconcertar la presencia de esos advenedizos; nadie cuestiona que estén llevando materiales a un sitio en el que es ilegal construir. El morro de Moravia está otra vez ocupado por casas que, levantadas a la fuerza, le arrebataron el verde al jardín. ¿Y las autoridades? ¿Quién detiene semejante locura? Las preguntas, parece, se quedan en el aire.
 
El morro de Moravia se convirtió, desde 2013, en símbolo de transformación. Ese año se concluyó la reubicación de más de 1.700 familias que poblaban el lugar, en donde funcionó entre 1977 y 1984 el botadero de basuras de la ciudad. Los pobladores se habían asentado, durante décadas, sobre más de 1.500.000 toneladas de residuos sólidos que quedaron sepultadas. Con la reubicación se abrió un nuevo camino: el morro se convirtió en un jardín donde, como diría el poeta, el verde era de todos los colores.

Moravia se volvió ejemplo de mostrar en el exterior. Urbanistas y arquitectos halagaron la transformación del espacio. Pero el año pasado, en plena pandemia, estalló una crisis. Los vecinos dicen que era de esperarse, que se trataba de una bomba de tiempo. Pero la ciudad quedó anonadada al ver cómo ese jardín se iba llenando de casas de madera y plástico. Y ahora, más recientemente, se levantaron casas de adobes y cemento. El verde ahora contrasta con el gris de los techos de zinc.

Un pasón por el morro

Basta con llegar a las estribaciones del morro para dimensionar el problema. Luego de bajar los bultos de cemento, unos hombres los suben por los senderos que circundan el lugar. Una casa de madera y plástico, que parece levantada en el último año, tiene un mensaje escrito sobre su fachada: “No al desalojo”.
 
Más adelante, carteles instalados por la Alcaldía recuerdan la historia de Moravia, desde que era basurero municipal hasta que se convirtió en jardín. Pero de la foto que se exhibe queda poco. Cada vez se levantan más viviendas en lo que otrora fue el jardín. En ambos costados hay hombres construyendo casas, acomodando adobes, cortando madera. Lo curioso es que, pese a que construir en el lugar no está permitido, no hay quien detenga las construcciones.
 
Muchos de los nuevos vecinos son recién llegados a la ciudad que, acorralados por crisis económicas y sociales, se vieron empujados a levantar sus casas en el morro. Aunque los vecinos y líderes del sector lo niegan, las autoridades señalan que grupos ilegales están loteando el morro, vendiendo pequeñas parcelas a esas familias que llegan empujadas por la necesidad.

La nueva población del morro ya se siente. Por los andenes corren niños y picotean algunas gallinas; la basura se acumula a los costados de los caminos. Cuando se pregunta, por ejemplo, cuál es la salida hacia el metro, se da una respuesta diciente: “Por donde están construyendo una casa, por ahí a la derecha”.
 
La dependencia encargada del problema es Gestión y Control Territorial, en cabeza de Carlos Mario Montoya, quien en ocasiones pasadas le ha dicho a este medio que en el sector se hacen controles periódicos.
 
La Secretaría de Seguridad también tiene velas en el asunto, en especial en lo que tiene que ver con el supuesto loteo y el control por parte de ilegales. José Gerardo Acevedo, jefe de ese despacho, ha dicho explícitamente que “combos” estarían detrás del loteo.

De nuevo consultamos a la Alcaldía, con dos requerimientos ayer, para conocer qué controles u operativos se están realizando en el cerro pero al cierre de esta edición no hubo respuesta.

Por El Colombiano

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