La veeduría Todos por Medellín ha revelado el mayor escándalo de corrupción en los últimos años.
Por Luis Felipe Henao
Como en los peores momentos de los años ochenta, se ha formado un nuevo cartel de Medellín con nuevos capos, ya no en el narcotráfico, sino en la contratación pública. Los Emilios Tapias de antaño se transformaron en “empresarios” que manejan el presupuesto público de Medellín.
La corrupción en el mundo ha cambiado sustancialmente. Ya no se manifiesta a través de apropiaciones directas del presupuesto, sino que se realiza mediante entramados de sociedades en las cuales tienen intereses funcionarios públicos para defraudar al Estado. El principal ejemplo de este fenómeno es la creación de carteles de contratación como el famoso carrusel que montaron los hermanos Samuel e Iván Moreno. La justicia ha emitido más de 10 sentencias condenatorias en las que se demuestra la apropiación de cientos de miles de millones de pesos a través de obras corruptas, que dejaron destruida a Bogotá.
El mismo camino está recorriendo Medellín con un alcalde cuestionado que abandonó patrimonios icónicos como el parque Botero y dejó la ciudad sucia y llena de huecos. Ese tufo hediondo de la corrupción ocasionó que la administración de Quintero tenga una desaprobación del 67 % y sea el alcalde peor calificado en la historia.
El nuevo cartel de Medellín es el de la corrupción ejecutada por la administración municipal a través de una red de entidades y empresas. Primero fue la revelación de irregularidades contractuales de Buen Comienzo y del Programa de Alimentación Escolar (PAE), frente a los cuales la Fiscalía imputó tentativa de peculado y celebración de contratos sin el cumplimiento de requisitos legales.
Sin embargo, estos escándalos eran solo la punta del iceberg. La veeduría Todos por Medellín ha revelado el mayor escándalo de corrupción en los últimos años, en el cual se encuentran involucradas cuatro entidades y ocho redes de empresas en acuerdos de colusión para defraudar el presupuesto.
En esta red participan la Alcaldía, el Instituto de Deportes y Recreación de Medellín, la AMVA, Metroparques y ocho redes de empresas a las que, como en un carrusel, se van adjudicando circularmente contratos públicos: 1) El Parque de Aguas, con cuatro firmas para el suministro de herramientas; 2) las zonas verdes, con participación de empresas con nexos directos entre sí; 3) las campañas de prevención en salud y seguridad, en las cuales sus miembros se cruzan en juntas directivas; 4) la logística y eventos en las que tres empresas siempre se presentan a los concursos; 5) eventos culturales y presupuesto participativo, de las cuales varias han estado embargadas; 6) escenarios deportivos con sobrecostos; 7) alimentos con seis empresas que acaparan la contratación, y 8) mantenimiento de infraestructura, en el que han participado firmas unidas en uniones temporales.
La situación más grave se da en Metroparques, empresa industrial y comercial del Estado en la que no se aplica la Ley 80, lo cual se ha utilizado para hacer ofertas privadas a un círculo de empresas creadas recientemente y relacionadas entre sí. El mecanismo es sencillo: como en esta modalidad de contratación se exigen varias ofertas, se crean empresas para que participen en el proceso y simular que hay competencia, lo cual es un fraude total.
Además, muchas de estas sociedades están embargadas, no tienen mayor solvencia ni experiencia ni patrimonio, lo cual se está viendo en la ejecución de los contratos de Metroparques que, en muchos casos, es vergonzosa. La cifra de los recursos desviados se estima en más de 21.000 millones de pesos.
La cartelización de la contratación pública a través de colusión de los contratistas para quedarse con el presupuesto de las entidades es una conducta que afecta enormemente a las entidades públicas. Hace 12 años participé en la redacción de las normas que tipificaron por primera vez en el Código Penal esta grave conducta. Esperamos que de llegar a confirmarse estas denuncias, se aplique esta norma de manera ejemplar y este nuevo cartel sea desmantelado.