FRANCIA MÁRQUEZ: DEJEN JUGAR A LA MORENA

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En verdad que la vicepresidenta ha estado muy expuesta en los medios y redes sociales, y sus  comentarios o declaraciones salidas de tono, revanchistas y con sesgos de odios de clase, dan piso  a quienes la cuestionan, por ser tan primaria y por su falta de moderación pues es la Vice de todos  los colombianos.

Ella es una persona de origen humilde, aunque algunas de sus respuestas sean soberbias y rencorosas, tal vez con los dolores de una raza humillada tantas veces en nuestra historia, desde la Colonia y durante un largo tramo de nuestra vida republicana, cuyas leyes nunca les han sido favorables; es una mujer culta que puede demostrar todo el potencial de su género y ser  firme, paciente y tranquila para hacer una gestión en favor de sus poblaciones sin lastimar, ni a “los nadies ni a las nadies”, como dice bellamente, porque  su formación de mujer y abogada la debe inducir al  amor por la verdad y la justicia, corrigiendo o tratando de hacerlo, todas las situaciones in equitativas de aquellos que ella representa.  Vivir tan lejos de su sede de trabajo y tener que viajar entonces a su casa en helicóptero, me parece contraproducente para su imagen frente a la opinión, a la que no debe retar con expresiones despectivas, carentes de compromiso y es además desgastante para cumplir una tarea como la que se ha propuesto.  Tal vez, no asume bien la carga psicológica que trae consigo el ejercicio de su alto cargo sin el bagaje para afrontarlo y esto le  genera  mucho estrés, frente a lo cual, se blinda con actitudes evasivas y a veces agresivas e irreverentes con quienes la critican, por el hecho de tener poder y se enconcha   en sus fueros para replicar, lo que a su vez aprovechan sus críticos, para sacrificarla en el tinglado de la escena pública.

Francia debe pensar  sus responsabilidades con el señor presidente y con la nación; el presidente Petro ha salido en su defensa porque le corresponde, pero un diálogo franco y abierto entre los dos, como orientadores de los destinos públicos, probablemente les ayude a resolver minucias como el costo del transporte de la señora Márquez, su residencia tan lejana al lugar de trabajo, la conveniencia de vivir en Bogotá para trabajar, él en materia política, económica y social, y ella, en la redención de los territorios de sus ancestros. 

En el plano internacional la dejan mal parada sus opiniones en torno a las políticas y programas de otros gobiernos, la compleja interpretación de las situaciones geopolíticas internacionales, reservadas al presidente y al canciller y por ello da grima su defensa de gobiernos despóticos como el de Cuba, Nicaragua o Venezuela, cuestionados no solo por los Estados Unidos sino por la mayoría de países en los organismos internacionales, pero me quedo callado porque las lecciones recibidas de Petro respecto a los gobiernos del entorno, no dan para más.  En mi opinión, María Elvira Salazar exagera al afirmar que “Es una gran vergüenza que la vicepresidenta de un país tan importante sea tan inocente, tan ignorante”, haciendo referencia a la opinión de la vicepresidente sobre los médicos cubanos. (semana.com/politica/artic…). Los colombianos podemos discrepar de los inoportunos comentarios de Francia Márquez, pero creo que la mayoría estamos orgullosos de tenerla en la vicepresidencia y puede equivocarse como todos, pero no es ignorante.               

Políticamente hablando, Petro se ganó la lotería con la señora Márquez a quien escogió como fórmula después de los 700.000 votos que ella sacó en la consulta, una mujer que ha librado luchas sociales, honesta, que debe entender como gajes propios de su ejercicio, las críticas que le hagan, que tiene una tarea grande y no debe disipar tiempo precioso en debates públicos debido a sus gastos, pagarle a su gente la deuda de la nación con sus regiones, desde tiempos inmemoriales y sacar adelante el llamado Ministerio de la Igualdad, idea suya que en mi sentir logra sembrar un mensaje en el interior de sus grupos, pero debilita la posibilidad de alcanzar mayores apoyos con otros sectores que no se encuentran en el debate, como afirma María Elvira Salazar, debe saber qué es lo suyo y como va a conseguir la ayuda para los suyos, porque el fracaso de este gobierno en dicha materia, no puede caber en la cabeza de nadie, la frustración hace perder la dinámica a los pueblos y todos pagarán los coletazos de la gente sin esperanza. Su agenda política no debe pasar por sus peleas, sino por sus luchas y con unas priorizaciones según su importancia.

Las acciones de la vicepresidenta, pueden molestar por algunos excesos, pero ella no está violando la ley y puede tener razón su temor por su propia seguridad, un tema complicado en nuestro medio, cuando se trata de funcionarios, aunque esta situación, podría restarle fuerzas para trabajar por los “nadies” y las “nadies”, la bella expresión que acuña para referirse a los suyos. Las criticas son ciertas, pero tienen a mi juicio, un cierto tufillo de racismo que debemos extirpar de nuestra sociedad, sanarnos y no olvidar el gran aporte de los negros a nuestra civilización y a nuestra democracia. Recuerdo a un senador liberal por Antioquia, creo que nacido en el Chocó, Diego Luis Córdoba, si bien recuerdo, un dirigente liberal destacado de quien afirman que, una vez entró al recinto y sus malquerientes gritaban desde las tribunas: “Se oscureció la sala” y el negro inmediatamente ripostó: “Pero se iluminó el congreso”.

La sociedad espera mucho de la mujer como ejemplo de moderación, de diligencia en todos los campos y Colombia  proclama a la mujer como la esperanza en una sociedad consumida por la corrupción. Duelen los escándalos cuando implican a algunas de ellas y la vicepresidenta debe lucir la máxima transparencia y que sus actos no vulneren esa esperanza.

Al gobierno hay que dejarlo que funcione, vigilando y criticando sus actos, opinando en favor o en contra de los mismos, lo natural en el transcurrir de una democracia, que debemos cuidar y mantener con máximo celo, especialmente ahora que tenemos a una mujer de color en la vicepresidencia de Colombia, tratando de cumplir un papel preponderante que deje huella en la historia.  ¿Recuerdan a Moreno de Caro?

Pueden llorar, de malas, …porque es la hora de dejar jugar a la morena.

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