Situémonos en Sevilla, España, plaza de toros La Maestranza, la corrida del siglo. Un cartel único: Curro Romero, el litri y José Tomás. Un gitanillo desesperado por ver el espectáculo de la tarde y bregándose a entrar colado a la plaza, pero muchos policías la cuidan, así que opta por el plan b y termina encaramado en un poste de la luz, desde el cual, más mal que bien, puede ver la corrida.
Empieza la faena de José Tomás y la gente aplaude y grita:
—¡Oleeeeee, oleeeee!
Y el gitanillo desde el poste:
—El litri, el litri.
Y la gente:
—¡Oleeeee, oleeeeee!
Hasta que uno de los banderilleros de José Tomás le grita al gitano:
—Pero, chico, a ver si te esperas un rato, ¿no ves que torea el nuestro?
—¡Que venga el litri, el litricista!, ¡que me he quedao pegao!
En Colombia, en los preámbulos del año electoral, estamos escuchando en varios escenarios un lenguaje equivocado.
Mientras los precandidatos de corrientes afines buscan hacer coaliciones fuertes, para atraer más votantes, algunos, como en el caso de Álex Char, se oponen a la entrada del candidato del Centro Democrático y este, ofendido por la repulsa del exalcalde, ahora ya no quiere entrar. Estas repulsas le ayudan a las coaliciones contrarias.
Por otro lado, mientras el gobierno del presidente Iván Duque lucha contra las mafias del narcotráfico y las narcoguerrillas, buscando legalizar las fumigaciones de glifosato contra la coca, con la ayuda de las autoridades ambientales, la Corte Constitucional se opone, porque pretende que las comunidades que se benefician y producen la coca aprueben previamente las fumigaciones que van a acabar con su negocio.
Solo a uno de los candidatos a la Presidencia de la República le escuché referirse al pronunciamiento de la Corte contra las fumigaciones con glifosato y fue al doctor Enrique Gómez Martínez, quien considera al herbicida como una herramienta eficaz contra la plaga del narcotráfico.
Otro lenguaje que me tiene escandalizado es el lenguaje del candidato Hernández, con insultos, gritos y palabras de grueso calibre. Si así busca los votos, creo que va a ganar más enemigos que electores.
No podemos pretender que todo el mundo sea conocedor ni practicante de La aldea global de Marshall McLuhan, pero los que utilizan la Comunicación Social en sus profesiones sí deben saber que “el medio es el mensaje” y deben conocer lo mínimo de una buena codificación y descodificación, si quieren conseguir la retroalimentación.
Atraer al público, convencerlo con coherencia y persuasión, agradar sin repeler al público que buscan. El pobre gitano buscaba a un electricista y no al torero.
Ñapa: Entre los grandes valores que admiramos como propios los antioqueños están las Empresas Públicas de Medellín, por lo que representan como empresa de servicios públicos y por su eficiencia demostrada. El otro es el Grupo Empresarial Antioqueño, que con estrategia y astucia ha defendido la propiedad de las principales empresas generadoras de empleo, impuestos y exportaciones. Sus dirigentes, continuadores del doctor Molina y Nicanor Restrepo, merecen respeto, admiración y respaldo