Por: Patricia Alamilla
Narges Mohammadi, Nobel de la Paz 2023, está en prisión por luchar contra la opresión de las mujeres en Irán. La mayor parte de su vida ha estado en la cárcel.
CIUDAD DE MÉXICO. Narges Mohammadi fue anunciada este 6 de octubre como Nobel de la Paz 2023 “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y por promover los derechos humanos y la libertad para todas las personas”. Mohammadi es la mujer número 19 en recibir el galardón en esa categoría en más de 100 años.
Narges Mohammadi, de 51 años de edad, se encuentra en prisión en Teherán, Irán, donde cumple una pena de 10 años por difusión de propaganda, de acuerdo con el gobierno de ese país. De hecho, gran parte de su vida ha estado en la cárcel. La activista comenzó su lucha cuando era universitaria. En total, ha sido arrestada 13 veces, condenada cinco veces y sentenciada a un de total de 31 años de prisión y 154 latigazos.
Pese a los enormes costos de su activismo, nunca se ha detenido. Perdió su trabajo y carrera, enfocada a tecnología -estudio física y es ingeniera-, y al periodismo -escribió para algunos diarios reformistas de su país. También fue portavoz y vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos (DHRC). Su esposo, Taghi Rahmani -anterior preso político- y sus hijos viven en el exilio en Francia. No los ha visto en una década.
Narges Mohammadi es la mujer número 19 en obtener el galardón de la Paz. En total, 111 personas han sido distinguidas con esta categoría del laurel. Solo 6% de las personas que han ganado el premio en todas sus categorías son mujeres.
La vida de lucha de Narges deja ver con total transparencia las habilidades de vida, life skills o soft skills que la han caracterizado, la han guiado y sostenido. En esa lista de habilidades están el coraje, la determinación, la integridad, la empatía y la resiliencia. En conjunto, le han hecho inquebrantable.
“Ella es el símbolo de lo que significa ser un luchador por la libertad en Irán”, dijo Berit Reiss-Andersen, jefa del Comité del Nobel en entrevista.
Ese coraje y determinación se han hecho más diáfanos en la prisión de Evian, donde se encuentra actualmente. Ahí, Narges continua su activismo. En 2022 denunció, a través de una carta, los abusos sexuales y físicos que estaban viviendo las mujeres detenidas en la protestas antigubernamentales. Esas protestas cumplieron un año en septiembre pasado. Comenzaron luego de la muerte, en circunstancias poco claras, de Mahsa Amini, una joven de 22 años, cuando estaba bajo custodia de la policía iraní, que la había detenido por no vestir el hiyab (velo islámico).
En septiembre pasado, cuando se cumplió un año de la muerte de Amini, la hoy Nobel de la Paz quemó su velo en el patio de la cárcel. Por esas acciones, las autoridades abrieron nuevos procesos contra ella y hasta ahora han sumado dos años y tres meses a su condena original.
Es también evidente que la empatía ha regido siempre su actuar. ¿Cómo podría hacerlo sin una capacidad profunda para comprender y compartir el sufrimiento, vivencias y sentimientos de las personas que ven negados sus derechos más básicos?
Está por demás hablar de su resiliencia, es decir, de su capacidad para enfrentar la adversidad, salir y quedar por encima de ella. Y sobre su integridad, tampoco cabría duda. La hoy Nobel parece aferrarse con toda entereza a sus valores, pese a que lo ha perdido todo, o casi todo. Es justo esa integridad y ella misma como ser humano, lo que no ha perdido.
El sitio web español de noticias El País cuenta este 6 de octubre que, cuando la familia de Narges abandonó Irán, ella se quedó porque pensaba que sería más “útil” si lo hacía. Esto, de acuerdo con declaraciones de su esposo Taghi Rahmani, quien pasó 14 años en prisión por defender la libertad en Irán. En diciembre del año pasado, en entrevista con ese medio, Rahmani expresó: “Ella [Mohammadi] es más firme que yo en cuanto a nuestros ideales”.
El anunció del Nobel de la Paz 2023 se da justo en medio de esas manifestaciones y el mismo Comité del Nobel se refirió a ese panorama en Irán. “El lema de las protestas -‘Mujer, vida, libertad’- expresa adecuadamente la dedicación al trabajo de Narges Mohammadi”, mencionó Berit Reiss-Andersen.
Berit hizo un llamado a Irán para que libere a Narges y pueda asistir a la ceremonia de premiación en diciembre próximo. “Si las autoridades iraníes toman la decisión correcta, la liberarán para que pueda estar presente y recibir este honor, que es lo que principalmente esperamos”, comentó.
Irán es un república islámica desde 1979, cuando el ayatolá Ruhollah Jomeini derrocó al Sah Mohammad Reza Pahlevi, un movimiento conocido como Revolución Islámica. Aunque en el país hay un poder ejecutivo electo por votación popular, un poder legislativo, judicial y las fuerzas armadas, el máximo poder lo ostenta el llamado Líder Supremo, el ayatola, que es el jefe del Estado y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Tiene autoridad sobre la Policía Nacional y la Policía Moral.
Un ayatolá es la alta autoridad religiosa chií, esta última, una rama de la religión islámica. Hoy en día, en Irán, esa figura recae en Alí Jamenei, y ha sido así desde 1989. El presidente, máximo responsable electo y segundo en rango tras el líder supremo, es Ebrahim Raisi.