Aseveraciones que impactaron e indignaron cuando se emitieron semejantes calificativos en diferentes contextos, por dos damas muy reconocidas en el ámbito nacional; no por sus dechados de virtudes sino por los constantes desaciertos en que siempre incurren cuando hablan.
Tampoco es fácil de olvidar la intolerancia demostrada por un candidato presidencial cuando le propinó un “Coscorrón” a un ciudadano que con dedicación le servía de escolta personal, hecho que causó un enorme rechazo hasta el punto que su popularidad se fue a pique, restándole todas las posibilidades de alcanzar la Presidencia de la República.
Cuando el pueblo sale a las calles a reclamar sus derechos, a rechazar injusticias; a condenar la muerte de líderes sociales y de personas que hicieron dejación de las armas; de campesinos reclamando sus tierras y pidiendo ayuda para el agro; de estudiantes buscando mejores condiciones académicas; de mujeres y jóvenes requiriendo oportunidades de empleo o de ayudas para el sustento de sus hijos y de víctimas solicitando la verdad, están ejerciendo un legítimo derecho que es el de movilizarse, por lo que es inoportuno y desfasado el haberlos calificado como “vagos o atenidos”.
Si antes de la pandemia nos encontrábamos mal por el inconformismo y con un movimiento social en crecimiento, qué será ahora, cuando quedaron al descubierto todas nuestras falencias y profundas brechas sociales a causa de las inequidades e injusticias, históricamente promovidos por gobiernos y corruptos y, secundados por la indiferencia de una clase política y un empresariado que solo busca usufructuarse del poder en su propio beneficio y en perjuicio de la mayoría de los colombianos.
La realidad es dura y el camino que nos espera no es menos tortuoso, todo será difícil y nuestra recuperación tardará mucho tiempo. Estamos en un momento excepcional para repensarnos y reinventarnos como nación en búsqueda de un mejor estar para todos,
Aflora por todos los rincones de la patria el hambre, el desempleo, la desesperanza de millares de jóvenes que no tendrán un empleo ni los recursos para acceder o continuar con sus estudios, ellos no son “vagos ni atenidos” y tampoco sus padres se merecen un nuevo “coscorrón”, por lo contrario, lo que hace falta son oportunidades para demostrar sus talentos y las ganas de aportar al desarrollo país.
El Estado carga una enorme deuda histórica con su pueblo a pesar de las inmensas potencialidades que tenemos como país, con unas riquezas y diversidad que pocas naciones las tienen y que sueñan con tenerlas; el mundo nos mira con incredulidad la forma como la desperdiciamos y la manera desigual como se participa.
Estamos en el ahora, todos debemos poner sin ningún distingo político y mucho menos económico; el ahora nos determinará el futuro de la patria, para ello no podrán existir mezquindades ni sacar ventajas a expensas de las desgracias de muchos.
Excelente oportunidad se tiene para que el Gobierno, los empresarios, los trabajadores, sindicatos, docentes, estudiantes, campesinos y gremios nos unamos como una sola nación para recuperarnos del fuerte “coscorronazo” que nos viene dando el virus chino; tenemos que fortalecer el sistema de salud, levantar la economía, ayudar a empresarios en bancarrota, a trabajadores independientes, en fin a millones de colombianos que se debaten sin un mínimo vital.
El destino está en nuestras manos por ello traigo a colación las palabras muy pertinentes del doctor Álvaro Gómez Hurtado cuando decía: una nación sin compromisos está en peligro de perder su razón de ser. Somos hijos de una patria que ha sufrido mucho y nunca nos hemos sentido derrotados, unidos y con compromisos claros saldremos adelante.
ÑAPA 1. Gracias a la clase trabajadora, la economía viene reactivándose en medio de la pandemia. Son unos verdaderos héroes.
ÑAPA 2. El autocuidado es responsabilidad de todos y la única alternativa segura de salir de esta mala hora.
Por: IVÁN ECHEVERRI VALENCIA