Por: Nacho Mejía
Este escrito es elaborado por un intelectual autodidacta, enorme lector y contador de historias, don Omar Chávez, miembro de un clan familiar de hermanos mamadores de gallina y tomadores del pelo, que nos han acogido con gran aprecio y cariño en mi primera visita a las tierras anchas y libres. Es un corto relato de lo que es esta tierra llanera.
Por los mismos precipicios de la Cordillera Oriental que, centauros indomables diría Rafael Núñez, llaneros descalzos y famélicos mejor, hicieron el ascenso al altiplano cundiboyacense, aferrados más a ideales que a cornisas y derrotaron a la tropas del ejerció español, la entonces primera potencia mundial, descendió en contravia, de mano de los jesuitas, camuflado entre estatuas sagradas y sotanas un instrumento musical que tendría un feliz y perenne matrimonio con el cuatro alegre y sonoro, el arpa, Esta fue la encargada de darle el toque faltante a la bella músicas de los Llanos colombovenezolanos.
Estas tierras, habitadas por lis indígenas achaguas, han estado presentes en el devenir histórico de nuestra nación, allí vieron partir el ejército Libertador, al mando del General Santander, sus vastas llanuras sirvieron de escondite a los fugitivos de las guerras partidistas del sigloXIX y a las guerrillas liberales del pasado siglo al mando de Guadalupe Salcedo. El descubrimiento del campo petrolífero de Cusiana cambió para siempre esta región del país, tanto en la calidad de vida de sus habitantes como en haberles despertado el orgullo por su historia, su cultura y su folclor.
Folclor este que hoy nos convoca en tierras de Casanare (Río de Aguas Negras) y más concretamente en Tauramena, folclórica y cultural, a raíz de celebrarse en esta bella ciudad, de amplias avenidas y gente amable el XLII Festival Internacional Folclórico del Rodeo, una muestra de las diferentes expresiones culturales de nuestros Llanos.
El viajero se maravilla ante la diversa programación que se desarrolla del 17 al 20 de marzo. Una “joropera” con más de 30 grupos, provenientes de los municipios de Casanare y de Villavicencio, bailando por las principales calles de la ciudad, un festival de coleo, el deporte ecuestre de la región, un concurso de bandola llanera, una cabalgata exhibiendo los mejores ejemplares equinos y la presentación de los mejores exponentes de la música llanera, en donde participan niños, jóvenes y adultos, además de deleitarnos nos convence que en estas tierras el folclor goza de cabal salud y que Colombia es potencia mundial de todo.