Por: www.semana.com
Aunque las protestas tienen razones de peso que las justifican, la gente se está cansando de los taponamientos y de la imposibilidad de trabajar. ¿Quién pagará los platos rotos?
Así como a la derecha seguramente le pasarán su cuenta de cobro en las urnas, la izquierda tampoco podría salir bien librada de las jornadas de protestas y bloqueos. ¿Qué perfil se abriría paso?
Durante las primeras semanas del paro, cuando las calles se inundaron de colombianos que salieron masivamente a reclamar la fallida reforma tributaria y a exigirle a la nación que saldara deudas heredadas, la izquierda se anotó puntos. Aprovechaba la insatisfacción con el Gobierno de Iván Duque para despejar la pista presidencial en favor de Gustavo Petro de cara a 2022.
Con el paso de los días, el escalamiento de la violencia, la cifra imprecisa de muertos (la Fiscalía reconoce 14, mientras algunas ONG hablan de más de 40), el vandalismo en su furor y los más de 15 billones de pesos en pérdidas económicas producto de los bloqueos, llevaron a la ciudadanía a hastiarse de los taponamientos y a lanzar una voz de protesta exigiendo el derecho al trabajo. Además, desde la Casa de Nariño se adoptó mano dura y se envió a las Fuerzas Militares a desbloquear más de 1.000 pasos en la última semana.
La más reciente encuesta del Centro Nacional de Consultoría, revelada por SEMANA, y realizada durante la segunda semana de mayo –cuando el paro se mantuvo en uno de sus picos más altos–, reveló que siete de cada diez colombianos estaba de acuerdo con la movilización, mientras que 68 por ciento se mostró en desacuerdo con los bloqueos. El 59 por ciento consideró que los paros fueron promovidos por partidos políticos; de esta cifra, 30 por ciento los atribuyeron a Gustavo Petro, 6 por ciento a Gustavo Bolívar, 6 por ciento a Iván Cepeda y 5 por ciento a Álvaro Uribe.
Otro sondeo de la misma firma para el Noticiero CM& arrojó que 67 por ciento de los colombianos aseguró hoy que si las protestas se mantienen, saldrán perjudicados.Con la agudización de los taponamientos, los saqueos y el aumento de los ataques a las misiones médicas en las últimas dos semanas, la ciudadanía consideró que la protesta cruzaba una línea roja peligrosa porque empezaba a poner en riesgo la vida de las personas. Ello, sumado a las cifras disparadas de contagiados por covid, supondría un escenario de mayor rechazo en las siguientes mediciones.Aunque no se le puede atribuir todo el grueso de las movilizaciones a la izquierda, porque el descontento por la crítica situación social motivada por el coronavirus, al comienzo de las manifestaciones, fue general, no es secreto que ese extremo ideológico promovió las jornadas e invitó a la ciudadanía a las calles a marchar. “Y si hacemos en Bogotá una marcha de un millón de personas, ¿se le miden?”, pidió Gustavo Petro, quien al comienzo mantuvo un perfil bajo y quiso tomar distancia, pero posteriormente desempeñó un papel protagónico desde sus redes sociales.
Senadores como Gustavo Bolívar, además de la congresista María José Pizarro y Germán Navas Talero, fueron blanco de críticas por atizar la hoguera en medio de la crisis. Bolívar –por ejemplo– promovió una campaña para recolectar escudos y cascos para los jóvenes de la primera línea, responsables de bloqueos y vandalismo en Cali, Neiva, Popayán, Bogotá y Buenaventura, entre otras ciudades.
Ante ese escenario, se vislumbra que la izquierda, inicialmente fortalecida por la masa en las calles, tendrá que diseñar estrategias de defensa, pues se espera que la derecha, con argumentos sobre el impacto social y económico que han dejado las marchas, los bloqueos y el vandalismo –en pérdida de empleos y debilitamiento del tejido empresarial–, busque ganarle ventaja en las urnas.
Moisés Wasserman, exrector de la Universidad Nacional, advirtió a quienes creen que pueden usar la explosión social a su favor “que no estén seguros. Todo puede pasar”. Hizo referencia a lo ocurrido con el movimiento de chalecos amarillos en Europa, inicialmente con ideología de izquierda, que terminó desgastando y generando un sentido contrario en 2018 porque Emmanuel Macron, de centro, se quedó en el poder. “En Europa ha generado un desplazamiento evidente hacia la derecha. En Francia es claro que los votos que ha generado la derecha salieron de la izquierda, no del centro”, afirmó.
“Cuando la explosión se basa en mucha indignación siempre hay alguien sorpresivo que puede reclutar a su favor, no necesariamente quien lo inició”, detalló a SEMANA. Eso podría ocurrir en Colombia.
Y es que Gustavo Petro no sumó mayores puntos durante los días más fuertes de la marcha. El Centro Nacional de Consultoría comparó las dos últimas encuestas y encontró que el líder de la Colombia Humana subió dos puntos. En marzo de 2021 –por ejemplo– obtuvo 23 por ciento de favorabilidad, mientras que el 15 de mayo llegó a 25 por ciento. “No existe un fortalecimiento de Petro, el incremento que tuvo en las dos encuestas es pequeño y está dentro del margen de error”, afirmó Pablo Lemoine, director de Estudios del Centro Nacional de Consultoría.
Al contrario, perdieron puntos los otros candidatos, pero extrañamente no terminaron en los brazos del petrismo. Sumaron –según el analista– a la indecisión, al no sabe, no responde y al voto en blanco. Aunque la izquierda tiene una base fuerte que no cederá, y Petro aventaja a los demás candidatos con 25 por ciento, la cifra, a juicio del expresidente Andrés Pastrana, no le da para asegurar, de momento, un triunfo presidencial, y las consecuencias de los más de 33 días de paro podrían caerle encima. “Todo dependerá de las coaliciones”, dijo el exmandatario.
Estigmatización
Petro ha luchado por quitarse de encima el piano de la estigmatización por su cercanía con Venezuela y Nicolás Maduro, uno de sus talones de Aquiles que le impidió llegar a la Casa de Nariño en 2018 porque el miedo que azuzaron sus opositores a un régimen similar al chavismo se apoderó de los electores. En medio del paro intentó acercarse a la clase empresarial y fue bien recibido, una estrategia que parecía funcionarle y que preocupó a la derecha, pero que fue quedando en entredicho cuando él empezó a tomar un papel protagónico en las marchas, no exigió a tiempo los desbloqueos, atacó actividades productivas y fueron apareciendo las cifras billonarias de las pérdidas económicas.
Para rematar, la inteligencia colombiana cada vez prueba con más evidencia cómo, desde Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro ha tenido injerencia en el vandalismo que sacude al país. El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, pidió que Maduro sacara “sus manos sangrientas y corruptas de la democracia y la estabilidad en Colombia”. Eso sin contar con los audios, seguimientos, fotografías y la entrega de más de 160.000 dólares que envió Iván Márquez desde Venezuela para financiar actividades terroristas en Cali y ciudades aledañas, según fuentes de inteligencia que reveló SEMANA.
“El paro está siendo contraproducente para la izquierda”, resume Juan Carlos Ruiz, profesor de la Facultad de Estudios Internacionales y Políticos de la Universidad del Rosario. “Los bloqueos crearon un problema económico mayor al que traíamos con la pandemia, entonces, creo que hay un efecto búmeran”, añadió.
Pero no solo la izquierda saldrá lesionada en las elecciones de 2022. La derecha tendrá su cuota de derrota en las urnas porque en las manos de Iván Duque estalló la crisis social que venía represada desde hace años y él, con poco margen de maniobra, a un año de elecciones y con una crisis de gobernabilidad por falta de apoyo político, no ha salido bien librado en el manejo a la compleja situación. La imagen favorable de Duque de 26 por ciento, la cifra más baja de popularidad en lo que lleva de mandato, por debajo de los expresidentes Juan Manuel Santos, César Gaviria y Andrés Pastrana, sin duda arrastra a la derecha. Y, más aún, al que diga Uribe.
Con la derecha y la izquierda lesionadas tras el paro se abre la puerta a una candidatura de un perfil que genere autoridad, como Germán Vargas Lleras. El expresidente Pastrana puso a sonar este nombre, un candidato fuerte, influyente, pero quien no marca en las encuestas. Y aunque el exmandatario lo graduó de centroderecha, sus más fieles escuderos en Cambio Radical prefieren no ubicarlo en ningún sector político. Vargas no disgustaría al expresidente Uribe y fue vicepresidente de Juan Manuel Santos.
Si los bloqueos continúan y las consecuencias negativas se agudizan cada día más, la opción de un candidato de centro, según el académico Juan Carlos Ruiz, también podría estrecharse. Figuras como el exgobernador Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán e incluso el exministro de Salud Alejandro Gaviria tendrían –según Ruiz– que endurecer el discurso y enviar mensajes claros y contundentes frente a salidas a la crisis, si quieren aprovechar el descontento de los colombianos con una derecha que decepcionó o una izquierda que hará campaña desde las calles y a la que podrían achacarle las cenizas que dejarán los más de 30 días de paro.
Foto Portada: alexandra ruiz poveda-semana