Por Luis Lozada
Gustavo Petro está cada vez más contra las cuerdas: su popularidad está por los suelos y cuando auto-convoca una marcha en su apoyo apenas logra reunir a 2000 personas en toda la república.
Las investigaciones de la Fiscalía sobre la financiación de su campaña electoral por el narcotráfico y otros casos de corrupción, le tienen preocupado. Así que su estrategia ahora es tratar de lograr una fiscalía ‘a modo’ que le garantice la impunidad.
La primera estrategia fue la de la presión física y violenta. Envío a un grupo de terroristas de baja intensidad a bloquear los accesos de la Corte Suprema cuando tenía que resolver sobre el nuevo Fiscal General. Presión en toda regla. Pero el ‘secuestro’ de los magistrados no dio el resultado deseado. En primer lugar porque rechazaron la terna de tres activistas propuesta por Petro. Y en segundo lugar porque quedó en evidencia su burda estrategia de presión.
La ONU y hasta la Iglesia condenaron el acoso físico a los jueces por parte de los ‘petristas’. La consigna de tratar de minimizar el asunto tampoco funcionó porque todo el mundo vio lo que pasó y está grabado.
Así que ahora la presión está siendo algo más sútil. Petro ha logrado que la ONU critique el asalto a la Corte Suprema pero al mismo tiempo exija que la Corte Suprema resuelva con celeridad el nombramiento del nuevo Fiscal General. Parecen ignorar que la Corte Suprema se tardó 16 meses con Uribe para nombrar a un Fiscal General y que la media está en torno a los 6-8 meses.
Pero es que además, la terna que propone Petro es radical, absolutamente inadecuada, ausente de los requisitos jurídicos básicos. Ni reconocido prestigio, ni prolongada experiencia. Nada.
Aún así, Petro insiste en su misma terna provocando un choque de trenes. ¿Hasta cuándo?
Nosotros estamos enviando mensajes de apoyo a los jueces, exigiendo a Gustavo Petro que respete la independencia del poder judicial y sino #PetroRenuncie