Entre las consecuencias podría estar la pérdida de empleos, el riesgo de quiebra de empresas y cuentas fiscales insostenibles.
Un nuevo debate se abrió este lunes debido a las declaraciones de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, quien durante una entrevista televisiva planteó la posibilidad de “apagar la economía” durante tres meses para que, en medio de la coyuntura por el coronavirus y el aislamiento, se produzca solo lo básico: salud, servicios públicos, cuidado, alimento y abastecimiento. Esto, para hacerle frente a la pandemia.
Pero, puntualmente ¿qué significa apagar la economía? Según explicó, Munir Jalil, economista jefe de BTG Pactual para la región andina, eso implica dejar de producir bienes y servicios. Si bien la propuesta de la Alcaldesa incluiría poner en funcionamiento solo los sectores ya citados, se afectaría al resto, dice.
El experto agregó que es una propuesta compleja desde el punto de vista de sostenibilidad económica porque con esos renglones, la economía ni siquiera estaría funcionando a media máquina pues “el sector agrícola representa el 6% del PIB y la salud 3,7%. En este último sector, el problema es que solo sería un tipo de servicio el que se estaría prestando porque el resto (cirugías, procedimientos, citas) está parado”.
Previo a seguir entrando en detalle, cabe decir que los expertos consultados son conscientes de la necesidad de atajar el problema de la pandemia, pero dicen que se deben tomar medidas que no dejen en el olvido a la economía que también necesita atención en un momento que está siendo impactada por dos choques: coranavirus y precios bajos del petróleo.
Para Carlos Sepúlveda, decano de Economía en la Universidad del Rosario, es una medida que se debería tomar en un caso extremo. “Es difícil que el Estado colombiano pueda financiar tanto a familias en condición de vulnerabilidad, como a la clase media vulnerable y de la misma manera a empresas que tienen riesgos de liquidez grandes y pueden llevarlas a una quiebra, es muy difícil sostenerse en esa situación en un periodo prolongado de tiempo y tres meses desde el punto de vista económico es prolongado”.
Por su parte, Rosmery Quintero, presidente de Acopi, gremio de las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), dijo que “si hasta el 13 de abril ya se genera un gran nivel de incertidumbre, preocupación, incluso, sin tener la seguridad si esto va a servir o no porque el número de infectados igual ha ido creciendo (…), cómo serían tres meses”.
Respecto a la afectación que se tendría en el empleo, Quintero comentó que aunque hay un alto nivel de incertidumbre y dar una cifra concreta sería irresponsable, “casi el 85% de empleadores que se sondearon para medir el impacto de la situación, dice que sí va a afectar la planta de personal y una razón que es obvia, independiente de la normatividad laboral, es que no se puede evadir que si no se tiene el flujo de caja o los recursos suficientes para mantener una planta de personal, se va entrando en crisis”.
Vale recordar que las mipymes aportan el 40% del PIB del país, representan el 96% del tejido empresarial y generan más de 17 millones de empleos, según la directiva que resaltó que después de la salud el segundo factor a salvar es el empleo.
Para Mauricio Santamaría, presidente de Anif, la propuesta de apagar la economía durante tres meses “es insostenible, los costos económicos asociados a eso son demasiados grandes para todo el mundo, para los hogares vulnerables, la clase media y los empresarios que muchos podrían quebrar (…) todas las empresas además de la nómina tienen compromisos que pagar como arriendos y servicios públicos (…) Si las medidas de 15 días han costado cerca de dos puntos del PIB ($20 billones), de dónde se va a sacar para sostener tres meses”.
El directivo agregó que “en el mercado nadie va a financiar 5, 7 u 8 puntos del PIB. Por el lado económico los costos son demasiado altos para una estrategia que no solucionaría de fondo el problema. Lo que se ha hecho permite aplanar la curva que significa darle tiempo al sistema de salud para que se prepare y no colapse a medida que surgen los casos, pero estos van a seguir apareciendo”.
Santamaría agregó que hay que mantener aislada a la población vulnerable y con mayor riesgo de morir, pero no a toda la gente porque además del impacto económico se generarían otro tipo de problemas de salud mental, por ejemplo.
Para José Antonio Ocampo, exministro y profesor de Columbia, la pregunta que hay que hacer es ¿quién va a apoyar al sector medio que no es pobre pero se quedó sin ingresos, a las micro, pequeñas y medianas empresas? “Necesitamos que cuando esto termine las empresas estén ahí para producir, hay líneas de crédito buenas, pero hay que tener muy presente el problema de que se genere una quiebra de muchas empresas que sería una pérdida permanente, es decir que la economía no estaría disponible para recuperarse con la fuerza que debe tener”, reiteró.
Para Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, además de la salud, “nos preocupa mucho la seguridad alimentaria en una prolongación tan extensa de un confinamiento (…) apagar poco a poco la economía significa una muerte lenta de la cual muy difícilmente el país se podría reponer porque no habría el músculo financiero para poder sostener esta medida”.
Por último, según un trino del senador Gustavo Petro, “hay que apagar la economía y eso significa lo básico para toda la sociedad (..) No pagar deuda, arriendo y servicios públicos ayuda a mantener empleos y remuneraciones”.
Portafolio: Valerie Cifuentes M.