¡Retos verdaderamente virales que tenemos que solucionar!

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Por: Luz María Ostau De Lafont

Durante esta época de cuarentena vemos con mucha preocupación a los ciudadanos alarmarse por la posible crisis económica que se vaticina que va a vivir Colombia debido a la cuarentena que nos protege del covid-19. Esto no es para sorprenderse en un país donde la proporción de ocupados informales asciende a 47,7%[1], lo que se traduce en muchos hogares que, ante la orden de quedarnos en casa, no tienen como salir a conseguir el sustento necesario para suplir las necesidades básicas de sus hogares. Este tema es bien conocido y a raíz de él han surgido numerosas iniciativas ciudadanas para apoyar a quienes más lo necesitan durante esta coyuntura.

Las iniciativas solidarias han brillado durante este tiempo de cuarentena y se han convertido en constantes durante la conversaciones que sostienen los grupos familiares. Sin embargo, el miedo que conlleva una crisis económica está latente en toda la sociedad, es el motivo por el cual algunos les piden a las autoridades que levanten las medidas de aislamiento domiciliario o que agilicen el proceso de detección del virus en la población a partir de la realización masiva de pruebas. Por otro lado, han proliferado los debates con expertos económicos en la radio y en foros virtuales que advierten sobre los peligros de “parar” al país más tiempo en materia económica; cada quien hace sus predicciones y observa con preocupación lo que está pasando.

Sin embargo, hay un para de debates que brillan por su ausencia en los medios de comunicación y en los foros universitarios: los devastadores impactos económicos que ha traído, y que seguirán trayendo si no hacemos algo ya, el deterioro del medio ambiente y el mal estado de nuestras relaciones familiares. Sobre el primer tema numerosas imágenes han circulado las redes sociales, desde delfines en Venecia y en la bahía cartagenera, hasta el canto de los pájaros y el aire limpio en Medellín. El segundo tema ha sido mucho más silencioso y no por eso menos doloroso o menos grave para, si, la economía del país.

Según cifras del ICBF, recogidas en la Encuesta de violencia contra niños, niñas y adolescentes las el 41% de los menores de 18 años han sufrido algún tipo de violencia y en el 72% de los casos, el hecho ocurrió dentro de su propio hogar. Durante esta coyuntura, la línea 155 reporta estar recibiendo un 91% más de llamadas por violencia contra la mujer a comparación del mismo período en 2019. Es bien conocido que en el silencio, la soledad y el recogimiento es cuando podemos ver realmente nuestros mayores retos como humanos. Pues nos llegó el turno de verlos como sociedad. Es claro que la violencia sigue siendo uno de los mayores problemas de Colombia y si no la superamos y la sanamos, no vamos a avanzar como país.

Los niños maltratados del presente, son los adultos violentos del mañana, que sufrirán además problemas psicológicos graves que les impedirán tener un desarrollo normal, lo cual no les permitirá aportar a esta sociedad como se debe y por ende no tendremos el tan anhelado crecimiento económico. Si algo nos ha mostrado esta crisis es que somos un solo organismo, los humanos no estamos separados el uno del otro y mucho menos nuestra vida individual está dividida entre el profesional, el padre o el hermano. Somos uno y como tal debemos pensar para poder avanzar.

Por eso, el llamado de esta oportunidad de introspección es a enfocarnos en lo económico, si, y también en los retos que llevamos teniendo durante siglos y que no hemos solucionado, retos básicos para el crecimiento económico como una infancia sana y tranquila en donde el juego, el amor, la nutrición y la educación sean lo principal. Ojalá escuchemos a los expertos poniendo en el mismo nivel los problemas económicos y los sociales, daríamos pasos agigantados si nos viéramos como la unidad que somos.

https://www.dane.gov.co/index.php/estadisticas-por-tema/mercado-laboral/empleo-informal-y-seguridad-social

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