Sara Millerey: el brutal asesinato de una mujer trans que provocó una oleada de rechazo a la transfobia en Colombia

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El caso de Sara Millere y, torturada en ese departamento, encendió las alarmas. Este año ya se reportan 26 asesinatos contra ese grupo.

Otras historias de mujeres trans que enlutan al departamento

“No es aceptable que el odio siga cobrando vidas, mientras muchas de estas violencias permanecen en la impunidad. Sara no es un caso aislado: es una muestra más del abandono, el estigma y la violencia.

La noticia del asesinato de Sara Millerey, una mujer transgénero de 32 años, que fue brutal­mente torturada y abandonada en una quebrada de Bello, Antioquia, desató todo tipode reacciones en Colombia. Sin embargo, antes de su muer­te, vecinos grabaron con sus ce­lulares losúltimosmomentos de vida de la mujer, en donde se la observa llorando y gritando, lo que dejó en evidencia la indife­ rencia de las personasfrentea la situación.

El caso de esta mujer revela la violencia que se viene ejercien­do frente a la población LGBTIQ+ en Colombia. Cifras del Observatorio de Derechos Humanos de la organización Caribe Afirmativo, conocidas por EL TIEMPO, dan cuenta de que en lo que va del año se han regis­trado 26 homicidios contra esta población en el país.

Los casos de mujeres trans (8 casos) son los prin­cipales grupos afectados, con­centrando el 73 porciento del to­tal de homicidios reportados contra esta población. “Esta so­brerrepresentación da cuenta de una violencia sistemática mo­tivada por prejuicios arraiga­dos, especialmente hacia expre­siones de género no normativas y masculinidades disidentes”, señala Caribe Afirmativo.

Para Wtlson Castañeda, direc­tor de la organización, el asesina­to de Sara es igual de preocupan­te que los otros 25 que se han co­metido este año. No obstante, en este “confluyen” varios aspectos que agudizan la preocu­pación: “Hay una alta vulnerabi­lidad que tienen las personas LGBT, pese a que hay un com­promiso de los gobiernos territoriales, seguimos registrando co­tidianamente violencia contra las personas de esta población, sobre todo violencia homicida”, dijo Castañeda.

Además, indicó que el asesina­to de Sara muestra los altos índi­ces de crueldad y sevicia con los que se cometen estos asesina­tos: maltratos, violencia fisica, múltiples impactos con arma blanca, uso de objetos contun­dentes y degradaciónde los cuer­pos. Esto deja constancia de que los victimarios no solamente quieren la aniquilación de lavíc­tima, sino mandar un mensaje amenazador a personas LGBT.

“El asesinato de Sara deja cons­tancia de un elemento: la ausen­cia de respuesta estatal. Era una mujer trans que estaba en habitabilidad de calle, que antes de su asesinato había buscado protec­ción por parte del Estado y no en­contró atención. En Colombia, el Estado está reaccionando a las demandas de las personas LGBT cuando hay violencia, pero el Es­tado no está para ser reactivo, sino para ser preventivo”, indi­có Castañeda.

El director de Caribe Afirmati­vo manifestó que el reciente caso da cuenta de altos niveles de indiferencia social. “Esta se ha traducido en complicidad; es decir, cuando, por ejemplo, se ríen de las personas LGBT, eso es leído por los victimarios como complicidad para sus hechos violentos”.

Así las cosas, Castañeda indicó que la Fiscalía debe acelerar las investigaciones y “romper con la impunidad”. Además, dijo que se debe hacer uso de la direc­tiva creada para investigar estos crímenes, una medida en la que se trabajó por más de diez años y se materializó en el país apenas en febrerode 2024.

Lo que enfrentan las personas trans en nuestro país y especialmente en nuestro departamento indicó María Isabel Correa, de la Fundación Forjando Futuros. Detrás de las ci­fras, hay una forma violenta en la que se cometen estos crimenes. Al menos cinco de ellos en el departamento dan cuenta de ello.

Uno de los más recientes ocurrió el pasado 24 de marzo. Las autori­dades del departamento confirma­ron el homicidio de una mujer trans en zona rural de Andes, en el suroeste antioqueño. El reporte de la Policía reveló que el cuerpo fue hallado en un cafetal de dicha finca con heridas de arma cortopunzan­te. Hasta el momentonose han capturado a los responsables.

Justamente, en un hecho similar también ocurrido en Andes, en enero fue hallado el cuerpo sin vida de Carolina Muñoz, una mujer trans que trabajaba como recolectora de café. Estaba atada de pies y manos y presentaba heridas de bala.

Son alarmantes, toda vez que du­rante el año pasado, ese mísmo observatorio registró 47 casos; esto quiere decir que en los pri­meros cuatro meses del 2025 ya se registran más de la mitad del total de casos ocurridos a lo lar­go del año pasado.

En estos primeros cuatro me­ses, Antioquia se posiciona como el departamento más afec­tado, con 12 casos, lo que repre­senta casi la mitad del total nacio­nal. “Esta cifra sugiere la persis­ tencia de contextos locales parti­cularmente hostiles hacia esta población, posiblemente vincu­ lados a factores estructurales como la presencia de actores ar­mados, dinámicas de criminali­ dad urbana o la débil implemen­tación de políticas de protec­ción”, señaló la organización en un comunicado.

Le sigue Norte de Santander, con 3 casos. Otros departamen­ tos como Bolívar (2), Valle del Cauca (1),Quindio y Bogotá (1) re­gistran cifras menores, pero igualmente preocupantes por su carácter de violencia letal.

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EN 2025 ANTIOQUIA REGISTRA EL MAYOR NÚMERO DEHOMICIDIOS CONTRA LA POBLACIÓN LGBTIQ+

Víctimas según su identidad sexual

Otro caso sucedió el 4 de marzo, el cuerpo de una mujer trans fue ha­llado amarrado, presentaba lesio­nes ocasionadas por un objeto con­tundente y en estado de descompo­sición en una casa en el barrio Bastan de Medellin. EL TiEMPO conoció que la vivienda donde fue ubica­ do el cadáver había sido alquilada por un ciudadano británico que, se­gún vecinos, con frecuencia ingre­saban lícor personas LGBTIQ+.

Tres días antes se reportó el homi­cidio de Sheik Quintana, una muje trans ultimada con arma de fuego en Caucasia, en el Bajo Cauca antio­queño. De acuerdo con informa­ción preliminar, un hombre arma­do irrumpió en la casa y le disparó en varias oportunidades. Aún se in­vestiga si Sheik había recibido ame­nazas por su identidad de género.

Muchos casos aún siguen en la im­punidad, pero hay avances. El 25 de febrero, Yohan Andrés Machu­ca fue condenado a 16 años y 8 me­ses (tras llegar a un acuerdo con la Fiscalía) por el asesinato de Veróni­ca Dantes, activista trans de 26 años, ocurrido en julio en Medellin. No obstante, las organizacio­nes claman celeridad en !a justicia y más prevención.

David AlejandroMercado – Corresponsal/de ELTIEMPO-Mede/lín

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