Su rostro es conocido no solo porque es un caso poco común en el sector en el que se mueve, sino también por los buenos resultados que ha obtenido al frente de la compañía: es la segunda empresa que más facturó en el país el año pasado, con $22,45 billones, cifra que es 17,76% más alta que en 2018.
Brecha de género, machismo, inequidad. Son varios los nombres que le han dado a esta realidad donde las mujeres aún no representan un número significativo en altos cargos ejecutivos, algo que no solo es propio de Colombia, sino también de los países vecinos.
En el país son contados los casos: Luz María Correa, presidenta de Construcciones El Cóndor; Marcela Mejía, gerente de Sidoc; Karen Brazdys, gerente de Brinsa; María Lorena Gutiérrez, presidente de Corficolombiana, Marcela Carrasco, presidente de la División Andina de Mastercard; o María Victoria Riaño, presidente de Equion, son algunos de los nombres en ese selecto grupo de mujeres que tienen las riendas de las grandes empresas y que apenas son 7% de los altos cargos directivos del país.
“Colombia está rezagada, pero es un tema que se da en general en la región. De acuerdo con algunas investigaciones, Colombia no es de los países más bajos comparados con otros, pero el porcentaje de mujeres en cargos de alta dirección y juntas directivas está muy por debajo del de los hombres”, explicó Margarita Maldonado, manager de PageGroup, quien precisó que los países con mayor rezago en la región son Chile y México.
Esto es una realidad mundial. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), solo 19% de los puestos ejecutivos en el mundo registrados en 2019 fueron ocupados por mujeres. “Hay creencias en torno a que las mujeres no tienen el carácter para manejar las organizaciones, sin embargo, se ha demostrado que el éxito en la buena dirección no tiene que ver con un carácter fuerte, sino por el contrario con factores de inteligencia emocional, pensamiento estratégico y capacidad de adaptarse y manejar la adversidad”, agregó Maldonado.
Lo mismo sucede en las juntas directivas. Aunque hay investigaciones que demuestran la efectividad de las mujeres en estos esquemas de funcionamiento corporativo, la presencia de mujeres aún es escasa. Un estudio de Credit Suisse reveló que las empresas con al menos una mujer en la junta directiva superaron, en un 26%, a sus pares sin mujeres en la junta.
LR habló con siete de las mujeres que llevan las riendas de empresas que están entre las 1.000 firmas que más facturan en el país. A continuación lo que dijeron:
“Una oportunidad para inspirar a más mujeres”
Luz María Correa
Presidente de Construcciones El Cóndor
Uno de los sectores donde es poco frecuente ver una empresa dirigida por una mujer es en el de la construcción. En Colombia hay una excepción y es el de Construcciones El Cóndor, una empresa que mueve al año más de $800.000 millones y cuya presidente es Luz María Correa Vargas desde hace 18 años. Aunque para esta ejecutiva el éxito en los resultados financieros no depende del género, sino de trabajo y actitud, reconoce que hay algo llamado “toque femenino” y el de ella es que le gustan las cosas en su lugar y por eso es muy organizada.
“En el mundo laboral y desde mi rol como mujer líder de una compañía que trabaja en un sector principalmente masculino, he encontrado una oportunidad para inspirar a las demás mujeres. Muchas veces pensamos que lograr nuestros sueños y metas es difícil por los diferentes roles que tenemos dentro de la sociedad, pero yo he logrado liderar esta compañía durante más de 15 años y eso demuestra que sí se puede ser mujer, esposa, madre, hija, líder y encontrar equilibrio”, comentó.
Correa confiesa que una de las claves para tener éxito profesionalmente es su seguridad, lo cual es el resultado de su conocimiento y experiencia, algo que recomendó deben buscar el resto de las mujeres que aspiran con liderar grandes empresas. Y agregó que hay que ser humilde en saber escuchar y aprender. “Llegué al Cóndor, una empresa familiar y aún muy pequeña, liderada al igual que las demás del sector por ingenieros con gran visión, sin embargo, encontré una oportunidad de mejora para darle un orden administrativo y una estructura”, indicó.
“El cierre de la brecha no ha sido igual en todos los sectores”
Cristina de la Vega
Directora ejecutiva de Alpina
Entre las 100 empresas que más facturaron el año pasado en Colombia, Alpina destaca en el puesto 73 con casi $2 billones en ingresos operacionales. En la dirección ejecutiva de este fabricante de productos lácteos hay una mujer, Cristina de la Vega, quien no escatima en enaltercer cómo la diversidad en los equipos de trabajo son parte del éxito de esta compañía.
“En Alpina, tres de los siete integrantes del equipo directivo somos mujeres. Esto no es por una cuota de género, sino por las cualidades personales y profesionales de cada una de nosotras. Los cargos que hoy ocupamos son el resultado de nuestro trabajo, de nuestra dedicación y esfuerzo, del compromiso de cada una de nosotras en el propósito de llevar nutrición a todos los rincones del país”, destacó.
De la Vega explicó por qué esta realidad no está generalizada en las empresas del país: “Más allá de los cargos directivos, en Colombia la situación no es homogénea, el cierre de la brecha no ha sido igual en todos los sectores, ni en todas las empresas y regiones del país. Yo diría que hay unos sectores como el agrícola, y particularmente en zonas apartadas de Colombia, donde el rezago es mayor”.
Para esta alta ejecutiva la reflexión debe ir más allá, pues la diversidad de los equipos no es solo de género, sino también de formas de pensar, de gustos y de edad. “En Alpina contamos con mujeres que dirigen con éxito las plantas de producción, lideran la operación de nuestra flota de camiones, son responsables de nuestros conductores y, garantizan el aprovisionamiento de nuestra leche, entre otras”.
“Soy la única mujer que lidera una siderúrgica”
Marcela Mejía
Gerente general de Sidoc
Siderúrgica del Occidente, mejor conocida como Sidoc, es otra de las pocas empresas que es presidida por una mujer en Colombia. Marcela Mejía es la actual gerente general de una compañía que el año pasado aumentó en 11,33% sus ingresos ($536.499 millones) y cuya operación se da en un sector exclusivo de hombres. “Hasta donde sé, soy la única mujer liderando una siderúrgica en Latinoamérica”, dijo. Pero eso no la ha frenado, al contrario, también es la presidente del Comité Siderúrgico. “Empecé mi carrera en este sector, rodeada de hombres, pero mi gestión me ha permitido demostrar que la seriedad y los resultados no es un tema de género. Me he ganado el respeto y he logrado abrirles las puertas a otras mujeres”.
Mejía dice con orgullo que cualquier persona que va a Sidoc verá a mujeres manejando desde trabajos operativos en la acería hasta procesos tan importantes como el tema ambiental. Aunque no cree que los resultados financieros de una compañía estén influenciados por el género, sino por las competencias y el direccionamiento estratégico, destacó que las mujeres tienen condiciones que no se destacan porque todavía se espera que siga cumpliendo su rol de ama de casa. “Somos más intuitivas, sensibles y colaborativas por tanto más enfocadas a ser, lo que nos permite más fácilmente sacar lo mejor de las personas generándole valor a las organizaciones.”. Mejía dijo que parte de la solución de esta realidad es eliminar los estereotipos de género en la educación de los hijos.
“Damos un mejor balance entre lo global y el detalle”
Karen Brazdys
Gerente general de Brinsa
Si hay una empresa que se puede jactar de estar en la casa de todos los colombianos es Brinsa, la fabricante de Refisal y ese tradicional “potecito verde” que siempre reposa sobre la mesa. Esta es una de las razones que la ubica entre las 300 compañías que más facturaron en Colombia, aproximadamente $585.000 millones el año pasado, una cifra que fue 11,52% más alta que la registrada en 2018. Al frente de la gerencia general de esta empresa con más de 20 años de operación está Karen Brazdys, quien dijo que su mayor fortaleza como gerente es que los retos de las empresas que ha liderado se han vuelto desafíos propios.
“Cuento con la capacidad de alinear voluntades en torno a objetivos claros en un ambiente colaborativo”, agregó. Aunque prefiere pensar que el nivel profesional, intelectual y humano es similar en hombres y mujeres, precisó que “hay competencias propias del liderazgo femenino que pueden ponerle un tono distinto a las compañías, favoreciendo la colaboración entre los equipos, el consenso y la comunicación, lo cual no implica ser menos rigurosas. Las mujeres damos un mejor balance entre la visión global y los detalles con un valor añadido que es la intuición”.
Brazdys explicó que parte del freno de las mujeres en altos cargos ejecutivos viene de que en Latinoamérica las demandas de la vida familiar aún recaen en las mujeres. Precisó, además, que en EE.UU. o Europa sí han adoptado leyes y políticas que fomentan la equidad de género.
“Colombia tiene mujeres con excelente formación”
Ana María Ibañez Londoño
Miembro independiente de la junta directiva del Grupo Éxito
La exdecana de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes (2012-2016), Ana María Ibáñez Londoño, es desde hace seis años uno de los miembros independientes de la junta directiva del Grupo Éxito. Esta economista, Master en Economía Agrícola y Recursos Naturales de la Universidad de Maryland en College Park y Ph.D. en Economía Agrícola y Recursos Naturales, ha sabido aprovechar este conocimiento para potenciar el concepto de la sostenibilidad en la quinta empresa que más facturó ($15,2 billones) el año pasado.
“He estado muy involucrada en el trabajo de sostenibilidad que hace el Grupo Éxito. En ese proceso he apoyado para refinar la estrategia, definir indicadores de medición y varios temas adicionales. Más allá de eso, en los seis años que he estado en la junta hemos tenido varios cambios en la compañía que he acompañado con independencia, rigor y trabajo”. Ibañez destacó que pese a lo positivo que representa tener a mujeres sentadas en juntas directivas, son pocas las empresas que lo hacen y por eso advierte que “aún falta mucho camino por recorrer”. Claro está, destacó que talento hay de sobra: “Colombia tiene mujeres profesionales con excelente formación y experiencia profesional”.
Sobre qué tanto influye una mujer en los resultados de una empresa, dijo: “Traemos a la mesa más voces, escuchamos puntos de vista y usamos el talento de empleados para encontrar el mejor camino. Es un liderazgo diferente, no mejor, pero sí diferente al de los hombres”, comentó.
“La diversidad es lo que genera buenos resultados”
Sylvia Escovar
Presidente de Terpel
La presidenta de Terpel, Sylvia Escovar, tiene claro que no representa a la mayoría en la alta dirección empresarial, pero eso no la desanima y más bien advierte que dicha realidad puede y debe cambiar. La ejecutiva usa cifras para demostrar que hay una brecha de género. Es así como destacó que según la encuesta de Equidad de Género 2019 de la Andi, las mujeres representan solo 25% de los miembros de juntas directivas y 33,5% de los cargos de primer nivel: presidencia o gerencia general.
“Si queremos disminuir esa brecha debemos reconocer, como primera medida, que la diversidad permite que confluyan diferentes y valiosas visiones para hacer que nuestras compañías alcancen su mayor potencial y que cuando tenemos mujeres en juntas directivas es más factible que las empresas se inclinen a tener una compensación equitativa en términos de género. Esto impulsa el cierre de las brechas salariales y abona el camino hacia la equidad”, comentó.
Aseguró que, aunque las cualidades de un líder pueden desarrollarse indistintamente en hombres y mujeres, existen rasgos diferenciadores en el estilo de la gerencia. “Un artículo de Harvard Business Review ha percibido en las mujeres un liderazgo que tiende más hacia lo ‘transformacional’, donde se busca que las personas en la compañía extiendan su interés propio al interés del grupo y trabajen por una meta común más amplia. Creo que la diversidad es lo que genera buenos resultados en las empresas”, explicó Escovar.
“Tenemos todavía el desafío de asegurar la equidad laboral”
María Lorena Gutiérrez
Presidente de Corficolombiana
Uno de los rostros femeninos más conocidos en el ámbito público y privado es María Lorena Gutiérrez, una ingeniera industrial que ha sido embajadora, ministra y líder en varias empresas. Hoy, no solo es miembro de juntas directivas en firmas como GEB, sino también es la presidente de Corficolombiana. Su experiencia le da el aval para analizar cuál es la realidad de la mujer ejecutiva.
¿Cuáles son los obstáculos a superar para cerrar la brecha de género en el tema gerencial?
Para hablar de equidad, hay que hablar primero de diversidad y entender su significado más amplio y con qué capacidades contamos como sociedad para ser inclusivos en la diversidad. Me temo que tenemos todavía un desafío tremendo por delante para asegurar la equidad en el ámbito laboral, no sólo en igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, sino en general, para reconocernos como iguales y actuar en consecuencia.
¿Cree que una mujer influye más que un hombre en las finanzas de una empresa?
En mi vida laboral he coincidido con hombres con quienes hemos multiplicado el valor de la contribución que queremos hacer. Tengo la certeza de que las personas que componen una organización, sin importar su género, juegan un rol determinante para alcanzar los objetivos de negocio.
¿Se ha estigmatizado a las mujeres en el tema gerencial por el hecho de ser madres?
Este es un tema que varía según la empresa y va de la mano con la cultura organizacional y con algunas debilidades que tenemos como sociedad, pues aún cuesta generar consciencia de que tanto mujeres como hombres somos capaces de asumir grandes desafíos, y de que el éxito de esto depende de variables que transcienden el género. En Corficolombiana la diversidad está orientada a fomentar la meritocracia, la inclusión y la no discriminación para que todas las personas tengan oportunidades en todas las esferas corporativas.
Adaptación de los negocios a las nuevas dinámicas
Uno de los aportes que Gutiérrez asegura ha dejado en las compañías como miembro en juntas directivas es ayudar a que los negocios se adapten a las nuevas dinámicas de la sociedad. “He intentado adquirir y compartir mi conocimiento y experiencias para ponerlas al servicio de la sociedad, para aportarles a la anticipación e identificación de nuevas oportunidades que impulsen la adaptación de los negocios a las culturas y a las nuevas dinámicas de la sociedad, para que sigan siendo motores de desarrollo”.