Por: BPC
Impulsada por la tecnología y las redes sociales, la economía digital abre nuevas oportunidades para el sector financiero, pero también para los estafadores.
En 2021, la Asociación de Especialistas Certificados en Antilavado de Dinero presentó un informe pronosticando que las pérdidas por ciberdelincuencia alcanzarían los US$6 billones para el cierre de ese año. Esta cifra triplicaba los ingresos por pagos y hacía que los delitos cibernéticos fueran más rentables que el mercado global de drogas ilícitas.
El fraude se reinventa
La rápida evolución tecnológica y la aparición de herramientas avanzadas como la inteligencia artificial y el machine learning presentan nuevas oportunidades para los estafadores. Utilizan estas tecnologías para cometer fraudes mediante ingeniería social, creación de identidades falsas y otras tácticas sofisticadas.
La integración de la Inteligencia Artificial Generativa en el panorama del fraude ha sido especialmente notable. Aunque ofrece ciertos beneficios, también permite la creación de visuales y audios “deepfake” que imitan con precisión a seres humanos, fabricando identidades sintéticas para suplantar a funcionarios bancarios o ejecutivos y autorizar transacciones fraudulentas por grandes sumas de dinero. Además, la IA se usa comúnmente en fraudes de pagos instantáneos, donde la víctima cree interactuar con una persona de confianza que le induce a transferir dinero a una cuenta controlada por el estafador.
Federal de Comercio de EE. UU., uno de cada cuatro individuos que reportaron haber sido víctimas de fraude desde 2021 identificó las redes sociales como el canal utilizado por los delincuentes. Además, la “estafa amistosa”, en la que un cliente realiza una compra en línea y luego reclama falsamente que no recibió el producto o que no autorizó la transacción, solicitando un reembolso, representa una gran proporción de las pérdidas del comercio electrónico. Según MPC, se espera que este tipo de fraude alcancen más de US$100 mil millones en contracargos este año.
Estrategias para ganar la batalla digital contra el fraude
Las instituciones financieras y los proveedores de servicios de pago son conscientes del desafío de mantenerse un paso adelante de los estafadores, por lo que están invirtiendo cada vez más en soluciones avanzadas de gestión de riesgos y de comercio electrónico. Según la guía “Anatomía del Nuevo Estafador 2024″, publicada recientemente por BPC, la mejor forma de combatir el fraude es implementar tecnologías como la Autenticación de Dos Factores (ADF), que reducen significativamente la duración del fraude al proporcionar una visión completa del comportamiento del cliente en tiempo real. El fortalecimiento de las prácticas de KYC y KYB y el uso de biometría son otros ejemplos.
Aunque algunas empresas de servicios financieros todavía optan por soluciones locales para tener un mayor control sobre la organización, la rápida evolución del fraude y la necesidad imperiosa de mantener actualizadas las bases de datos, los métodos de detección y las reglas en tiempo real están impulsando la popularidad de las soluciones SaaS. Según un informe de Forrester, más del 50% de las empresas de servicios financieros y seguros planean aumentar su inversión en soluciones SaaS en un futuro cercano.
El modelo SaaS es crucial para la prevención del fraude, permitiendo a las empresas mantenerse al día con la evolución tecnológica y actualizar rápidamente sus sistemas de seguridad. Al eliminar la carga de desarrollar y mantener software propio, facilita la implementación de soluciones avanzadas de detección de fraudes. Además, su flexibilidad y accesibilidad simplifican la infraestructura, refuerzan la seguridad en las transacciones y aseguran la continuidad del negocio en un entorno digital dinámico.
La lucha contra el fraude es una historia sin fin. A medida que los estafadores aprovechan los avances tecnológicos y los nuevos canales de comunicación para perfeccionar sus esquemas delictivos, la implementación de programas de gestión de riesgos y prevención de fraudes inteligentes e innovadores debe seguir el mismo ritmo. Esto es esencial para todas las partes involucradas en el negocio de los pagos en línea, con el fin de proteger a los usuarios y a los comerciantes, mitigar las pérdidas financieras y prevenir el daño reputacional.
Es evidente que, a pesar de los avances significativos en la reducción del fraude, todavía necesitamos seguir innovando, manteniendo la vigilancia y fomentando la colaboración para alcanzar un entorno financiero completamente seguro.